9.000 kilos de confeti acompañan a Obreras y Mayorales en su desfile por las calles del municipio

Majoral de Betera tirant confeti

Galeria de fotos de la cercavila de Bétera

 

 

El pasado viernes, 15 de agosto, se produjo el tradicional desfile de Obreras y Mayorales por las calles de Bétera, en el que una multitud de vecinos y visitantes disfrutaron de un ambiente muy alegre y festivo, que estuvo repleto de confeti: hasta 9 toneladas fueron esparcidas por las calles del municipio.

José García

Las tradiciones mantienen su arraigo en bétera y la Ofrenda de Les Alfàbegues es una clara muestra. En la edición del presente año, las cuatro Obreras (dos casadas y dos solteras) han estado acompañadas por 23 mayorales y un Mayoral de Honor, quienes llenaron de confeti las calles del municipio. Además, los ‘cossieters’ (amigos o familiares de las Reinas de las Fiestas) portan al hombro macetas (‘cossiols’) con plantas de albahaca; del mismo modo, otros grupos se agrupan en torno a ‘colles’ que portan enormes plantas (de 2,5 metros, en algunos casos).

El modo en que se suceden los acontecimientos es siempre el mismo: los Mayorales acuden al Ayuntamiento, con sus camisas negras con pequeñas flores estampadas y unos pañuelos blancos sobre los hombros, con bordados de colores; luego, en compañía de las Obreras Casadas, acuden a las viviendas de las Obreras Solteras y, acto seguido, se dirigen a l’Hort de les Alfàbegues.

Después, se inicia un pasacalle hasta la iglesia del municipio. A las obreras (este año han sido María Salavert y Amparo Latonda) las acompañan sus respectivos ‘sombrillers’ (que suele ser algún familiar muy próximo: primo o hermano), así como una comitiva con representantes municipales. Suenan los acordes de xaranga y bandas musicales de localidades cercanas (habitualmente son de Serra o Nàquera) llenan de música las calles.

Las vecinas de la localidad abarrotan las calles y se deleitan con los exquisitos bordados de los trajes tradicionales valencianos, así como los peinados de las Obreras Solteras. Por ello, son muy frecuentes las peticiones de las personas que asisten a esta celebración: a veces, se les solicita ‘la volteta’, lo que supone que la Obrera debe dar una vuelta para que se pueda apreciar todo el vestido que se luce; luego se suele pedir ‘el peuet’, con lo que la obrera muestra sus zapatos.

Por su parte, los Mayorales son el máximo exponente de la alegría y el jolgorio: recorren las calles, lanzando confeti en todas las direcciones… y no dudan en arrojarlo hacia las personas que abarrotan las calles (por supuesto, en un ambiente de absoluto respeto y buen humor). Portan grandes pañuelos atados por las puntas, formando pequeños sacos en cuyo interior se encuentran los papeles multicolores que van lanzando en todas las direcciones.

Cuenta la tradición que los Mayorales lanzan el confeti para garantizar que las Obreras destaquen por su aspecto inmejorable, mientras que la gente permanezca llena de estos pequeños papeles que les hacen parecer menos hermosa. Además, los Mayorales pueden lanzar confeti al público, pero nadie puede arrojárselo a ellos.

Del buen ambiente que acompaña a este festejo da buena cuenta los cánticos de los y las jóvenes que forman parte de ‘les colles’, y que incitan a los Mayorales con canciones:

Els majorals, que no tiren confeti
Els majorals, que no tiren confeti
Volem, volem, volem, que ens tiren més confeti
Volem, volem, volem, que ens tiren tot el sac

Esta situación es tomada por los Mayorales como una ‘incitación’, por lo que cambian su estrategia… y, en vez de lanzar el confeti a puñados, giran su saco con un vigoroso movimiento circular, por encima de sus cabezas… generando una auténtica lluvia de estos papelillos.

El pasacalle finaliza con la llegada a la puerta de la Iglesia de la Purísima, en donde las Obreras Casadas (que este año han sido Sofía Zaragozá y Amparo Romero), vestidas de clavariesas (con trajes negros, con teja y mantilla) les colocan una mantilla blanca a las Obreras Solteras. Se trata de un acto simbólico, en el que las Casadas ejercen como ‘madres protectoras’ de las Solteras. Y, en un momento en el que la emoción llega a su punto más alto, todas ellas entran a la Iglesia y asisten a la Misa prevista para la ocasión.

 

Majorals 2014 de Bétera

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