Rafa Corell lleva sólo 13 años en el Atlètic Vallbonense; en todo este tiempo ha logrado sensacionales resultados en distintos equipos (Benjamín, Alevín, Juvenil…) y ha ayudado a muchos chavales que han ido pasando por el club a ser mejores sobre el terreno de juego… y fuera de él.
JGC
Rafa, tú que estás llevas poco tiempo en el club… dinos cómo ha cambiado en los últimos 13 años en el Atlètic Vallbonense.
Es verdad, estoy aterrizando aún aquí… (Ríe). Pues el club, como Escuela de Fútbol, ha cambiado bastante: hay muchos equipos, muchos niños… y más entrenadores; antes éramos pocos y ahora hay más gente formando a los chavales. Quizá hace falta algo más de ayuda, por parte de las instituciones públicas, porque existen problemas con los campos y los horarios… pero es evidente que el club sigue creciendo, cada año.
¿Y cómo surge en ti esa vocación para entrenar?
Yo había jugado bastante al fútbol y al fútbol sala, en equipos de cierto nivel, durante un buen número de años. Y también había entrenado a algún equipo. Un día traje a mi equipo a un entrenamiento y vi a un equipo de nanos que se entrenaban solos, porque el entrenador no había podido acudir. Me interesé por su situación y comprobé que esa situación no era excepcional. Los veía entrenar con tanta ilusión que solicité hacerme cargo de ellos. Estuve con este grupo varios años y nos fue muy bien, ganando varios campeonatos.
Tú, en estos 13 años, has entrenado a algunos equipos de niños más pequeños y a otros más mayores; ahora estás con el Cadete ‘A’, chavales de 15-16 años… ¿es más complicado?
Por supuesto, yo ahora estoy con adolescentes que tienen un carácter más difícil de manejar. Afortunadamente, los años entrenando te hacen saber cómo debes explicarles qué esperas de cada individuo y del grupo. Me gusta la disciplina y el trabajo en cada entrenamiento y también me gusta el compromiso: quiero jugadores que vengan a entrenar y que estén preparados para jugar y para estar en el banquillo. Si trabajan, todos tienen sus oportunidades. En mis convocatorias todos juegan y todos aportan al equipo. Pero exijo a los jugadores respeto por el grupo.
¿Es complicado gestionar un grupo de 18 chavales en estas edades?
Sí, pero lo importante es tener claro cuáles son las prioridades: debes saber que cada chaval tiene sus peculiaridades y hay que saber cómo debes dirigirte a él para obtener la respuesta que buscas, pero teniendo en cuenta que el colectivo es más importante que cualquier individualidad. Las normas deben ser cumplidas por todos, sin excepción.
¿Y cómo ha ido la temporada?
Bien. Como te decía antes, es importante que un entrenador tenga claras sus ideas… y una de ellas es conocer el grupo al que entrena, sus aptitudes y sus objetivos. Yo sabía que iba a gestionar a un grupo de chavales que iban a continuar su formación y que iba a estar en la zona media… quizá, con algo más de suerte en varios partidos, habríamos podido acabar en 6º-7º en vez de en el 9º puesto… pero estoy satisfecho: el equipo ha evolucionado, los jugadores han venido a los entrenamientos y cada futbolista ha dispuesto de minutos y partidos en los que demostrar sus cualidades.
¿Quema mucho el banquillo?
Sí que quema, sí. Pero tienes ilusión por enseñar a los chavales… aquí no sólo les ayudas a jugar al fútbol; les haces ser mejores personas. Y es importante que estos chavales estén y no por cualquier sitio. Hay veces que piensas que éste es tu último año como entrenador, pero siempre hay algo que te hace aguantar otro año.
Es importante que esta faceta tuya se vea respaldada en casa, ¿no?
Sin duda. Y debo decir que en ese ámbito soy un privilegiado: en mi casa somos muy futboleros y mi esposa viene conmigo en todos los partidos. La gente debe tener en cuenta que invertimos muchas horas en nuestros jugadores, enseñándoles, teniendo mucha paciencia con ellos… que no es sólo hacer las alineaciones el día del partido… Pero si a nuestra afición por entrenar añades la comprensión de tu familia, entonces es imposible que acabes dejando los banquillos: por mucho que pienses que ‘no sigues’, siempre acabas viniendo ‘un año más’.