Se trata de Amadeo Bellver Mas y de José Bigorra Pedrós
El Ayuntamiento de Riba-roja de Túria ha iniciado un proceso con el Ayuntamiento de Villar del Arzobispo para intentar localizar los cuerpos de dos vecinos que fueron fusilados y sepultados en fosas comunes de esta última localidad a finales de la guerra civil española, entre finales del mes de abril y principios de mayo de 1939. El objetivo de las familias de los desaparecidos es extraerlos de las fosas comunes para trasladarlos y enterrarlos, posteriormente, en el cementerio de Riba-roja.
Los testimonios de los supervivientes de la época, coetáneos con los hechos descritos, ratifican que en una de las semanas de la citada época se rubricaron hasta 142 penas de muerte, entre las que destacan el fusilamiento de 19 personas en una sola jornada dos de cuyos asesinados fueron los vecinos de Riba-roja de Túria, encarcelados durante años en una prisión de Llíria desde la que los trasladaron a Villar del Arzobispo para matarlos y, posteriormente, enterrarlos en las fosas comunes.
La primera de las prospecciones efectuada con una subvención de la Diputación de Valencia, fijada en alrededor de 50.000 euros, ha resultado infructuosa respecto del objetivo de localizar las fosa con los cuerpos de los sentenciados a muerte y está previsto que próximamente se pueda realizar una segunda prospección de los terrenos donde se cree, de acuerdo a los testimonios de la época, puedan reposar los cuerpos.
Al parecer, las personas fusiladas en Villar procedían de diversas localidades valencianas, tanto de la provincia de Valencia como de las comarcas del Camp de Túria y de la Serranía. Las primeras investigaciones sitúan las fosas comunes en diversas áreas situadas cercanas al cementerio municipal, junto a un lavadero. En concreto, se trata de Amadeo Bellver Mas y de José Bigorra Pedrós.
Uno de los dos ejecutados consiguió hacer llegar a su familia una carta de despedida “desgarradora y muy emotiva” gracias a insertarla en el interior de una caja de caramelos con la que consiguió que pasase desapercibida y de esta forma llegase a su destino final ya que en ambos casos las autoridades surgidas del levantamiento militar impidieron que pudiesen ponerse en contacto con sus respectivas familias.
La crudeza con la que se llevaban a cabo la ejecución y posterior sepultura de los cuerpos de los presos queda reflejada en una anécdota aportada por los testigos de la época que relatan que los más jóvenes de la época se negaban a jugar a futbol en un campo destinado a tal efecto ya que muchos de los cuerpos de los ejecutados estaban en lugares cercanos al recinto deportivo y, en ocasiones, llegaron a visualizar y detectar huesos y restos humanos en zonas anexas.
Los estudios y análisis de los datos históricos aportados por los supervivientes de la época fijan en diversos centenares los cuerpos que, posiblemente, se pueden hallar en algunos campos del término municipal de Villar del Arzobispo, en un enclave situado cerca del cementerio y del polígono industrial La Loma. El vecino de Villar Vicente López Llatas ha sido uno de los artífices que ha permitido indagar y descubrir aspectos e incógnitas de los desaparecidos de Riba-roja.
Los testimonios orales junto a fotografías de la época y diarios escritos por particulares han sido esenciales para recabar toda la documentación de los hechos tan terribles que sufrieron estos dos vecinos de Riba-roja de Túria.
El alcalde de Riba-roja de Túria, Robert Raga, ha reclamado “el derecho” de las familias de los dos desaparecidos “a encontrar los restos de los cuerpos de sus familiares para trasladarlos a su localidad de nacimiento y poder resarcir de esta forma el daño que en su momento sufrieron en un acto de justicia plena con el objetivo principal de poder cerrar las heridas que durante tanto tiempo han soportado; no hay que olvidar que en Paterna también hay vecinos de Riba-roja sepultados en fosas comunes y tienen el mismo derecho a recuperar sus cuerpos”.