Valencia quiere detectar la concentración de coronavirus en aguas residuales

Valencia Ciudad de las Ciencias

El Ayuntamiento de València inició la semana pasada la recogida de muestras de aguas residuales en 24 puntos diferentes, tanto de la propia de ciudad como de alrededores. La concejala de Ciclo Integral del Agua, Elisa Valía, explicó que las medidas se encuadraban en la lucha contra la COVID-19, y que se usará la herramienta GoAnalitycs desarrollada por Global Ominium y el CSIC.

De lo que se trata, según Valía, es de determinar los niveles de infección y poder hacer un seguimiento de la evolución de la posible expansión del virus. Los análisis permitirán delimitar la ciudad por zonas y anticiparse a un nuevo brote, ya que la herramienta a utilizar mide la concentración de genoma. Podría ayudar a detectar a personas asintomáticas.

El alcalde de la Valencia, Joan Ribó, aseguró que hay un gran número de recursos municipales movilizados en la lucha contra el SARS CoV-2, y herramientas como esta permiten una reacción rápida. Destacó también la necesidad de que las instituciones trabajaran de manera coordinada, en este caso, Ayuntamiento y Generalitat.

El método desarrollado por el CSIC y la Universitat de València

A mediados de abril supimos que investigadores/as del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat de València, habían desarrollado un sistema de análisis molecular para alertar sobre sobre la circulación del virus, a partir de un estudio de aguas residuales.

Se configura como un método de vigilancia epidemiológica y se había aprobado tanto en la Región de Murcia como en depuradoras del área metropolitana de Valencia. Los análisis demostraban que los tratamientos de desinfección eran eficaces.

En Valencia, en concreto, los estudios se realizaron en colaboración con las EDAR de Pinedo 1 y 2 y de Quart-Benàger, ambas dependientes de la Conselleria d’Agricultura, Desenvolupament Rural, Emergència Climàtica i Transició Ecològica de la Generalitat. Los resultados obtenidos detectaban concentraciones de unas 100 000 copias de material genético del virus por litro de agua residual.

Una de las investigadores, Pilar Domingo-Calap, explicó que eran concentraciones comparables a las obtenidas en Estados Unidos.

Sin problemas detectados en el agua de consumo humano

El correcto tratamiento de aguas de consumo humano garantiza que no haya riesgo para la salud. En ese proceso, uno de los puntos más relevantes es el análisis de aguas que hacen empresas como Innotec, un laboratorio acreditado por ENAC.

El control y análisis del agua es un requisito imprescindible, y debe acogerse a los previstos en el RD140/2003. Hay que seguir el protocolo adecuado para todo tipo de aguas y en cualquier establecimiento, sea público, privado o de carácter industrial.

Los laboratorios suelen trabajar distintos tipos de análisis en función de las aguas, sean potables, de piscinas y spas, de pozo, de riego o aguas residuales. Es lo que garantiza que el agua sea segura no solo ahora con el coronavirus, sino siempre.

De todas formas, es preciso recordar que el agua del grifo no representa peligro de contagio. Así lo recordaba Greenpeace, siguiendo informaciones de la Asociación Española de Operadores Públicos de Agua y Saneamiento (AEOPAS). Una información que se hacía llegar al inicio de las medidas de confinamiento, y sabiendo que la venta de agua embotellada había crecido en los supermercados hasta en un 70%. Era el segundo producto más demandado, por detrás del papel higiénico.

La ONG recordaba también que solo el 25,4% de los envases de plástico se recuperan, y que las consecuencias ambientales y económicas de ese consumo desmedido podrían ser nefastas cuando no era necesario consumir agua embotellada. Los contagios no se producen por su ingesta, ni por la de alimentos.

El “abandono” de edificios, en el punto de mira

Los que sí están en el punto de mira de las investigaciones científicas son los sistemas de tuberías de los edificios que se han visto obligados a cerrar, pues la actividad cesó por el necesario aislamiento. Hablamos de restaurantes, gimnasios, colegios y otros edificios.

Al dejarse reposar el agua en las tuberías durante un periodo largo de tiempo, podría concentrarse una cantidad alta de metales pesados y patógenos, como la Legionella pneumophila. Es por ello que investigadores/as de la Universidad de Purdue han comenzado un estudio de campo para evaluar el impacto del confinamiento y el cierre de edificios en las aguas.

Uno de los investigadores que participan en la investigación, como es el profesor asociado de Ingeniería Civil e Ingeniería Medioambiental Ecológica de la misma universidad, Andrew Whelton, explicó que los edificios no están diseñados para permanecer meses cerrados. Por lo tanto, es necesario centrarse en las consecuencias e intentar ayudar a las personas propietarias a que los edificios sean seguros cuando se pueda regresar a la actividad.

De esta forma, tanto los análisis regulares como las investigaciones específicas con nuevas herramientas, en el marco de una situación no vivida hasta ahora en esta magnitud, contribuyen a garantizar nuestra seguridad.

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