Aurora Ruá, ganadora de Escrits a la Tardor de l’Eliana 2020
La elianera Aruroa Ruá (51 años) se ha proclamado ganadora de la XIX Edició del Certamen de Relatos ‘Escrits a la Tardor’ Vila de l’Eliana 2020 con ‘Encuentra’. Aunque profesionalmente ha ejercido como abogada y actualmente es gestora procesal en la Audiencia Provincial escribe e ilustra historias, básicamente porque “me lo paso bomba”. Algunos de sus libros -tiene publicadas dos novelas, una infantil y una juvenil y una decena de libros infantiles en el mercado- han sido traducido a otros idiomas, algo que le resulta “alucinante” y sueña con que den el salto a la pantalla de la mano de Alejandro Amenábar, “aunque él no lo sabe”, bromea.
Dicen que a la tercera va la vencida, pero en tu caso han sido unos cuantos intentos más. ¿Cuántas veces se ha presentado al certamen de Escrits de la Tardor hasta proclamarse ganadora?
Sí, es cierto, me he presentado a este certamen muchas veces, no las he contado e incluso he sido miembro del jurado algún año. La convocatoria sale entre septiembre y octubre y suelo aprovechar las vacaciones de agosto para preparar algún relato, en una especie de ejercicio de escritura auto-impuesto con el que me divierto un montón. Me resulta curioso ver los resultados tan diferentes de un año a otro y mi propia evolución.
¿Qué significa para ti este premio en este momento, con la situación que estamos atravesando por la crisis del covid?
Lógicamente una gran alegría y un honor enorme, supongo que lo mismo que habría sentido cualquier otro año. Para mi personalmente no ha sido un año malo y no tengo ningún motivo de queja. Al contrario, he vivido momentos muy felices, incluso durante el confinamiento. He disfrutado más de mi familia y con placeres más sencillos y cotidianos como la lectura, música, escritura, ilustración, paseos, amigos. Así que el premio ha sido un colofón estupendo para un buen año.
Parece que el confinamiento ha servido para reconocer el papel de la cultura en la sociedad.
A mi me parece fundamental y absolutamente necesaria. Durante el confinamiento me ha ayudado muchísimo el poder leer, dibujar, escuchar música, ver series o películas. Lo que no tengo tan claro es que todo el mundo reconozca ese papel. A muchos se les llena la boca autoproclamándose defensores de la cultura y no tienen ni idea de qué va el asunto. Les importa un rábano la persona que hay detrás del trabajo. Ni se plantean siquiera que es un trabajo y que el creativo aspira a vivir del mismo.
La literatura para ti ¿es una profesión, una pasión, una vocación?
No me gusta plantearlo como una disyuntiva, puede ser una profesión y una pasión al mismo tiempo. Pero en mi caso particular, lo vivo más como una pasión que como una profesión. No me considero profesional porque me falta la disciplina de sentarme todos los días a escribir, ocho, diez, doce horas, como hacen muchos. Respondo más a impulsos, soy más caótica. Sólo escribo cuando se me ocurre algo que contar y después de que la idea vague por mi cabeza durante un tiempo. Seguramente es un error porque muchas veces las ideas se presentan mientras escribes, te han de pillar trabajando.
¿De donde nace en tu caso la pasión por los libros, por la lectura y la escritura? Y también por la pintura.
Siempre he vivido rodeada de libros. Leo de todo lo que cae en mis manos, desde novela negra, histórica, romántica. Tenemos un club de lectura en l’Eliana que nos reunimos una vez al mes. Creo que fui una niña muy afortunada, porque en casa de mis padres siempre ha habido una cantidad enorme de libros: novelas, ensayos, enciclopedias, libros de historia. En tiempos en los que no existía internet era un auténtico lujo. Así que cuando empecé a leer no me limitaba a los cómics, que me encantaban, por cierto, sino que leía lo que pillaba, desde Agatha Christie hasta Benito Pérez Galdós. Y había sobre todo muchos libros de Arte. Mi padre estudió Historia del Arte como hobby y me gustaba ver las imágenes con él y que me explicara los cuadros, los estilos pictóricos, la simbología.
A pesar de que no te dedicas profesionalmente a la literatura, tienes un buen número de libros infantiles y novelas publicadas, incluso traducidas a otros idiomas.
Sí, tengo publicadas un par de novelas y el resto son libros ilustrados, algunos para primeros lectores y otros para más mayores. Es muy gratificante el verlos publicados en otros idiomas, cuando se venden los derechos al extranjero. Me hace ilusión pensar que una historia que ha salido de mi cabeza pueda llegar a un lector que está a miles de kilómetros, en China o en Australia, me parece alucinante.
Volviendo al premio, ¿de dónde surge la idea del relato que ha sido premiado?
No tengo ni idea. A veces el detonante de una historia surge de forma clara, al ver una imagen, oír o leer una anécdota… Cuando esto pasa es un momento de revelación genial, en que piensas “ya lo tengo”. Pero otras veces, como en el caso de Escrits de la Tardor, es solo una idea vaga que se instala en tu cabeza y va pegando vueltas de un lado a otro. Me apetecía escribir una historia sobre los sueños recurrentes y su significado, yo tengo algunos. Y me parecía una buena idea para una novela. Pero aún no estaba lo bastante elaborada, para un texto tan largo hacen falta muchas horas, mucho esfuerzo y mucho trabajo. Así que, de momento, se ha quedado en relato corto. Ya veremos más adelante qué pasa.
¿Eres de las escritoras que viven rodeadas de libros?
Tengo muchos, es cierto, y en formato papel (soy una antigua y no me acabo de acostumbrar al ebook), pero tampoco nada exagerado. De hecho, hace unos años tenía más, pero por razones de espacio me he desprendido de un montón, tratando de conservar los imprescindibles.
También eres consumidora de series y películas, ¿ves alguno de sus libros infantiles, novelas o relatos llevados a la pantalla?
¡Claro! ¿Ves? Hablando de sueños, imagino ‘Los coleccionistas de vidrio’ o ‘Dibujos en el muro’ maravillosamente adaptados por Amenábar. Solo que Amenábar no lo sabe, (risas).