Los sospechosos son ocho hombres y una mujer
La Guardia Civil de Llíria ha desactivado una banda que hackeaba correos electrónicos de empresas para dirigir a sus cuentas bancarias los pagos de clientes, un método por el que consiguieron apropiarse de un total de 55.000 euros.
A los sospechosos, nueve en total, se les investiga por delitos de organización criminal, estafa bancaria, blanqueo de capitales, intrusión informática, falsedad documental y delito de blanqueo de capitales, ya que se les atribuyen 11 hechos delictivos a nivel nacional.
“El grupo hacia uso del modus operandi’“man in the middle’ y, así, mediante ataques informáticos a los correos electrónicos de empresas previamente seleccionadas, conseguía leer los emails entre clientes y proveedores. Cuando detectaban que se iba a realizar un pago inminente de una factura adeudada, modificaban el número de cuenta bancaria y se lo hacían llegar a sus víctimas, eliminando el mensaje original”, ha informado la Guardia Civil.
Los estafados eran inducidos al engaño pues creían que los correos y facturas venían de las empresas con las que tenían relación, y por eso realizaban el pago de las facturas adeudadas en la cuenta bancaria que suponían era de la empresa legítima, aunque realmente el dinero iba a parar a terceras cuentas controladas por la organización criminal.
Una vez recibido el dinero en las cuentas de la organización, se fraccionaba y transfería a otras cuentas, hasta finalmente ser extraído mediante retiradas de efectivo en cajeros automáticos, con objeto de dificultar el bloqueo y recuperación del dinero, añade la nota.
Las cuentas bancarias estaban a nombre de testaferros que eran captados por la organización, personas con problemas económicos o adicciones, y que actuaban tras recibir amenazas. Facilitaban todo el dinero recibido en sus cuentas a la organización, salvo una comisión entre un 6 y un 12 por ciento, según su función y jerarquía dentro del grupo.
La organización tenía una estructura piramidal y ramificaciones por toda la costa levantina, y contaba con un líder que trasmitía sus directrices por medio de apoderados.
Los sospechosos son ocho hombres y una mujer, de edades comprendidas entre los 24 y 47 años y nacionalidades española y nigeriana.
Las diligencias instruidas han sido entregadas en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de nº 3 de Llíria.