Reivindicativo ante las administraciones, crítico con los grandes partidos y defensor de “lo nuestro”, Josep Vicent Garcia (48 años) lidera desde las siglas de la coalició Compromís un cuatripartito, con PSPV, Esquerra Unida y CUPO como socios, que se ha anotado el mayor superávit de la última década enLa Pobla de Vallbona. Lleva desde la mayoría de edad en política, aunque se considera un “amateur” mientras su nómina provenga de la empresa privada en la que lleva los últimos 20 años.
La Pobla acaba de registrar el mayor superávit de los últimos diez años. ¿Cómo valora la gestión del actual Gobierno y el esfuerzo de los vecinos?
Cuando entramos en el 2015, Mari Carmen cogió la bola de cristal, como hace muchas veces, y dijo que éramos unos radicales que no sabíamos administrar y los vecinos lo iban a pasar muy mal porque no sabíamos de economía. A la primera de cambio hicimos un superávit y este segundo año hemos logrado el mayor de la década manteniendo nuestro compromiso de congelar los impuestos mientras no suban los salarios o no haya más empleo. El esfuerzo es de los concejales de ceñirse a lo que tienen y ni un céntimo más y de los vecinos de pagar religiosamente sus impuestos. Ha sido una labor de gestión, gestión y gestión.
Sin embargo, el ministro Montoro no les deja invertir ese superávit.
Ese dinero -1,8 millones de euros- se podría destinar a crear empleo, dar servicios o a nuevas instalaciones, pero nos encontramos con que el Estado está aplazando esas posibles inversiones. Los mecanismos de control y vigilancia para que no se hagan burradas están bien, pero no desde la desconfianza o el paternalismo. Los ayuntamientos somos mayores de edad desde hace tiempo y ese corsé se tiene que relajar a un nivel razonable.
Por primera vez en La Pobla se ha dado a los vecinos voz y voto en las inversiones municipales. ¿Que balance hace de los presupuestos participativos?
Nos hubiera gustado que fuera el doble -se han destinado 130.000 euros-. Si va bien, el año que viene será más seguro. Antes de que acabe el año tienen que estar ejecutadas las obras que han votado los vecinos que también deciden una parte de la invesión en cada área a través de los consejos de participación.
Se ha mostrado reividicativo ante el resto de administraciones para que se ejecuten proyectos que La Pobla lleva años esperando. ¿Cuál es el resultado?
Hay de todos los colores. Se van consiguiendo cosas, pero la financiación que tienen es la que es. Hemos reivindicado a la Conselleria de Infraestructuras la construcción de una nueva pasarela sobre la autovía con un proyecto que hemos hecho nosotros y la adecuación del barranco de Mandor, que depende de la CHJ del Ministerio de Medio Ambiente. El campo de fútbol lo está haciendo el Ayuntamiento porque no lo asumió la Diputación que tiene una deuda histórica con los vecinos de La Pobla que pagaron la mitad de la ronda y se lo debe a La Pobla y sea quien sea nos van a oir. Estamos dando tiempo a que reaccionen, pero no veo la reacción.
Resolverá la ampliación del ambulatorio que está en marcha los problemas de saturación que arrastra.
La obra de ampliación es un parche pequeño a un problema muy gordo. Los profesionales estarán más desahogados de espacio pero vendrá un médico, o quizás, dos más. El ambulatorio es el que más cartillas tiene por médico, 2.100, frente a las 1.600 de media. Es inviable. La solución es la construcción de segundo centro de salud. Como también es una reivindicación que está en este momento encima de la mesa la construcción el segundo instituto.
A nivel interno, el cuatripartito ¿cómo ha funcionado estos dos años?
Hasta ahora bien y lo que pase a partir de ahora será parecido. Fue un pacto muy claro desde un principio, mirando todos a la larga y al interés general frente al particular. La relación entre nosotros va perfecta, al margen de chispas puntuales de algún malentendido partidista, que son bobadas. El proyecto de Gobierno va adelante. De la lista de objetivos del pacto la mitad se ha conseguido o está a punto. Hemos demostrado que sabemos administrar como cualquiera o mejor y que a lo que nos comprometemos y firmamos, lo llevamos a cabo.
¿Cómo valora las aspiraciones de su antecesora en la alcaldía de La Pobla a liderar el PP provincial?
Es un paso lógico en una persona que se dedica exclusivamente a la política como es su caso. Si se le ha acabado el vivir del Ayuntamiento de La Pobla y de momento le han dejado vivir de la Diputación como no se prepare algo para cuando se acabe el 2019 tendría que volver a trabajar en el sector privado en una empresa que ha desaparecido y dónde los jefes ya no son sus amigos, son de Madrid. Y el caso de su rival, igual, no creo que haya trabajado nunca. Discrepo de esa manera de ver la política. Para mí la política es un tiempo que dedicas de tu vida, será un año o 20, que no es para siempre. Tienes que tener un pie en otro sitio porque el que no ha tocado la actividad profesional tiene una visión muy reducida, que es lo que le pasa a Mari Carmen.
Eso también ocurre en otros partidos.
La mayoría de las cúpulas de los partidos grandes son así y en los pequeños también los hay. Uno de los peligros es que nos contaminamos de esa manera de hacer en la que uno entra en las juventudes del partido y va subiendo y en la vida se ha tenido que partir la cara.
¿Cómo se define políticamente?
Ser nacionalista valenciano no es decir que somos los mejores sino que cuando se tome una decisión sobre lo que nos afecta sobre nuestro futuro la tomamos nosotros no el de Madrid, ni el de Barcelona ni el de Bruselas. Tengo pocos criterios pero muy claros y soy muy tolerante. No hago bandera de cosas que no tienen transcendencia sean temas culturales, de iglesia, lingüísticos o de colorines. Yo defenderé siempre lo nuestro porque el que no cuida lo suyo acaba perdiéndolo.