Está demostrado por diversos estudios realizados que lo que piensas de tus jugadores, las creencias y las expectativas que tienes sobre ellos, afecta a su rendimiento ya sea para potenciarlos o para limitarlos. Por tanto es importante que te esfuerces en hacerte consciente de qué es lo que piensas de cada uno, y de qué manera les influyes con lo que expresas verbal y no verbalmente.
Las expectativas del entrenador son uno de los factores más influyentes en el rendimiento de los deportistas, porque según la imagen que tengas formada de cada uno de ellos así los tratarás. Aunque no te des cuenta, aunque creas que no se transmite porque quizás no se lo digas directamente, ellos lo van a notar y eso les reforzará o les debilitará en su juego.
Por desgracia, tendemos a fijarnos mucho más en los fallos y en los errores de los jugadores, y mucho menos en sus talentos. Damos más importancia a cuando hacen las cosas mal que cuando las hacen bien, con lo cual nos formamos imágenes negativas y lo que estamos provocando es que el jugador se sienta inseguro, temeroso, y tenga más dificultades en explotar sus condiciones.
Si estamos predispuestos a fijarnos en los errores y fallos del jugador, nos desesperamos. La imagen del error nos hace sentir rabia y las expectativas son negativas, y a partir de ahí al jugador le estamos transmitiendo rechazo y desconfianza. En cambio, si vemos lo mejor de nuestros jugadores y nos centramos en imágenes positivas de ellos, nuestra actitud será diferente y crearemos un clima de confianza y refuerzo mútuo.
Para cambiar esto, hagamos un repaso a todas las cosas que ese jugador ha hecho bien últimamente. Olvidemos las malas, sólo las buenas. Vamos a anotar sus virtudes, sus talentos, sus fortalezas. Recordaremos momentos especiales en los que el jugador destacó sobre el terreno de juego. Eso cambiará nuestra imagen de él, y por tanto, aquello que le vamos a transmitir. Si confías plenamente en él eso le empuja a creer en sí mismo y a dar más de sí.
También tenemos que trabajar mucho nuestra capacidad para reconocer y apreciar, en el momento, las cosas que hacen bien. Hemos de esforzarnos en estar más atentos a sus logros que a sus errores, y fortalecer constantemente con palabras y gestos, sobre el terreno, esas buenas actuaciones de nuestros deportistas.
Cuando hayamos desarrollado esta capacidad, siempre estaremos más rápidos en el refuerzo que en la crítica, y ante situaciones en las que haya dudas nos decantaremos por reforzar y animar, con las consecuencias positivas que eso tendrá para el jugador. ¡Potenciar el rendimiento de tus jugadores está en tu mano!.
Jesús Martí Gómez
Coach Deportivo y Personal
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