Las lesiones son algo que está presente en el mundo y la vida del deportista. Lógicamente nadie las desea, pero hemos de asumir que forman parte de este modo de vida que hemos elegido. No se pueden evitar, pero sí que se puede, una vez producidas, trabajar una serie de factores que nos permitirán encarar el proceso de recuperación y vuelta a los terrenos de juego con mayores garantías de éxito.
Si caes en la depresión y el desánimo te será mucho más difícil superar la lesión. La etapa del desánimo es lógica cuando el percance está muy reciente, pero hay que pasar rápidamente por esa fase para aceptar que lo que nos ha pasado es parte del juego. La aceptación es imprescindible para empezar a recuperarnos.
A partir de ahí es fundamental aceptar que la responsabilidad del tratamiento de la lesión es enteramente tuya. Aunque tengas otras personas a tu alrededor que te van a estar ayudando (el fisio, el preparador físico, el entrenador…) la responsabilidad de cuidarte y seguir todos los pasos que te llevarán a la recuperación es exclusivamente tuya. No esperes a que nadie te obligue a hacerlo ni te vigile. Y si piensas que te falta información para trabajar correctamente, no lo dudes y pídela a la persona apropiada.
También es conveniente que te marques un plan de acción para el proceso de rehabilitación. Que la curación no sea simplemente algo que está fijado para dentro de semanas o meses, sino que te plantees cosas que podrás ir haciendo conforme vayas mejorando. De acuerdo con el médico o la persona que te trate, estableced un planning de objetivos a corto y medio plazo. Esto te ayudará a ver que la lesión no es algo inamovible que un día se irá, sino que hay un avance planificado en el que tú participas e influyes.
En deportes colectivos es muy importante que no te distancies del equipo. Sigue acudiendo a los entrenamientos y los partidos para sentir que sigues formando parte del grupo, y para que el grupo note que tú sigues siendo un componente más, aunque circunstancialmente no puedas participar en la competición. Esto te mantendrá en la dinámica del equipo, y facilitará el que tus compañeros te puedan dar su apoyo.
Las lesiones también suelen venir acompañadas de bajones de confianza, miedo y ansiedad. Asumamos esos compañeros de viaje como normales (¡somos humanos!), reconozcamos que están ahí, y trabajemos para superarlos. Recuerda que una lesión física también tiene consecuencias anímicas, y que este aspecto has de trabajarlo con igual seriedad para recuperarte plena y satisfactoriamente.
Jesús Martí Gómez
Coach Deportivo y Personal
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