Es la segunda contrucción religiosa más antigua del Camp de Túria
Esta edificación religiosa es la segunda construcción, con carácter religioso, más antigua del Camp de Túria. Aunque su construcción inicial tenía un uso de beneficiencia, en 1401 se reconvierte en almoina y sede de la Cofradía de Jesucristo. Finalmente en el siglo XVIII aparece denominada como iglesia y casa del Buen Pastor, quizás debido a que la cofradía pasa a denominarse como Cofradía del Buen Pastor.
La construcción original se edifica en la segunda mitad del siglo XIII y a lo largo de su vida va sufriendo numerosos cambios que le llevan al aspecto que tiene en la actualidad.
A lo largo del siglo XIII la construcción de hospitales era muy importante para en las localidades más influyentes. Estas construcciones medievales tenían más funciones que no las de curación, así pues servían como casa de caridad acogiendo a ancianos y a personas sin techo.
Se trata de una edificación muy poco conocida a nivel comarcal y resulta muy interesante. Aunque su exterior se insinúa muy sencillo, el interior se convierte en una auténtica joya para los amantes de la arquitectura y el arte.
Arquitectónicamente encontramos una estructura que nos recuerda a la Iglesia de la Sangre, es decir, una estructura gótica valenciana del estilo de conquista o reconquista. En ella destacan los arcos diafragmáticos que nos insinúan que antaño la edificación debió ser más grande creciendo en la dirección de la actual plaza. El avanzado estado de deterioro nos muestra como dichos arcos se han ejecutando un arco mixto de ladrillo y piedra. El ladrillo aparece en la cara interior (intradós), mientras que la piedra de sillería la encontramos en la exterior (trasdós). Es posible que en la construcción más primitiva el intradós de ladrillo no existiese, pero por un deterioro del arco de piedra se opto por doblar el arco de modo que esta nueva construcción actuase como apeo o refuerzo de la estructura. Esta posible teoría cobra fuerza cuando apreciamos la actual fachada principal. En ella vemos, a causa de unas caras realizadas en la misma, un delicado trabajo en el arco de medio punto que conforma dicho paramento. En el supuesto de no haber sido visto no hubiese sido necesario dicho trabajo de artesanía.
Por lo que corresponde a la cubierta, la vemos resuelta a dos aguas con un entramado de viga de madera apoyado entre arcos, entrevigado de tabla y ladrillo macizo y cubierta de teja árabe. Por la extraña morfología de la cubierta[1] y por la solución constructiva, no nos cabe duda que nos encontramos ante una cubierta que no tiene nada que ver con la original. Seguramente su primera cobertura sería similar a la que encontramos en la Iglesia de la sangre, es decir, con un artesonado mudéjar. Resulta sencillo pensar esto, pues casi con toda seguridad nos encontramos con dos edificaciones que realizarían la misma mano de obra u oficios heredados de las mismas familias.
La fachada actual no tiene nada que ver con la pudiera existir antaño. No sacaremos teorías ni hipótesis del aspecto de la misma, pues no podemos basarnos más que en construcciones similares, pero esto no da ningún indicio de cómo podría ser, salvo que casi con toda probabilidad se resolvería con arcos de medio punto. Lo que si podemos apreciar en la fachada actual es que se emplaza enrasando un muro a uno de los arcos diafragmáticos. Un elemento que nos llama la atención a simple vista es la espadaña resuelta con ladrillo macizo y pintada con cal, que debió tener algún tipo de campana. También se aprecia una oquedad sobre la puerta de acceso, donde se debió emplazar alguna figura religiosa.
Para los amantes del arte el interior de la iglesia se presenta como la exposición de un retablo del siglo XV. A modo de retablo central, encontramos una pintura mural (no sabemos si es una pintura al fresco) de un tamaño lo suficientemente grande como para ser el centro de atención de todas las miradas. En esta imagen apreciamos dos claras escenas: en la parte superior encontramos la Pasión de Jesús y en inferior se representa la Anunciación de la Virgen María. Ambas escenas se separan por una línea de color sanguina que podría representar las tablas de un retablo, por lo que es posible que antaño hubiese más imágenes.
Aunque no hemos encontrado trabajos sobre esta pintura, si que hallamos la opinión de Elías Tormo que indica que: “[…] en la cabecera hay interesantísimas, aunque repintadas pinturas murales góticas, que hacían oficio de retablo, son de comienzos del siglo XV, pero pertenecientes al arte del XIV […]”[2]. De este modo, nos encontramos ante una pintura anónima, de estilo gótico, que conforma una de las pocas obras de arte de este estilo que se conservan en pintura mural. Lo que convierte a la edificación en una construcción digna de visitar por los amantes del arte.
A
modo de conclusión, anotaremos que nos encontramos ante un edificio con elevado
estado de abandono que precisa una intervención inmediata. Encontramos arcos
diafragmático fisurados y una gran cantidad de humedades que pueden acabar afectando
a la pintura del s. XV. Se trata de una edificación muy interesante y que
invitamos a nuestros lectores que la visiten si tienen oportunidad. Estamos
seguros que la considerarán una de las joyas olvidadas del patrimonio
valenciano.
Texto: José Fornieles
Arquitecto técnico UPV.
Doctor en arquitectura.
Especialidad en Construcción y materiales especiales.
Dibujo: Brandon Henao
Arquitecto UPV.
Maestro arquitecto (Tecnología).
Especialidad gestión transversal.
Álex Martínez
Arquitecto UPV.
Medalla europea mejor proyecto final.
Seleccionado en certamen Archiprix 2017.Especialidad material y arquitectónica
[1] La cubierta se encuentra revirada.
[2] TORMO,ELÍAS. : Guía por las provincias valencianas. Año 1923