Robert Raga, alcalde de Riba-roja
Han sido tres años y medio de trabajo ímprobo que ahora se han visto recompensados, ampliamente, con la presentación de la infraestructura más grande de Europa en la lucha contra incendios que se ha llevado a cabo nunca en nuestro continente, desde la sostenibilidad ambiental y la economía circular. Bajo estos dos rasgos intrínsecos a la sociedad actual, se ha puesto en marcha el proyecto Guardian que aglutina a dos Ayuntamientos valencianos –Riba-roja de Túria y Paterna- junto a Hidraqua, Medi XXI, la Universitat Politècnica de València, la Universitat de València y Cetaqua. Su misión es muy clara y concisa: aprovechar el agua residual procedente de los usos domésticos, depurarla y tratarla a través de un proceso técnico preciso y eficiente y, a continuación, encaminarla hacia la Vallesa de Mandor para luchar contra los incendios desde el prisma de la prevención, pero siempre compatible con la biodiversidad de la zona. La génesis de este proceso entronca con el ánimo que, desde las administraciones públicas locales, tenemos por ejecutar proyectos que supongan un avance sustancial en nuestro objetivo de lucha contra el cambio climático. Desde la eficiencia energética y desde el aprovechamiento de los recursos que nos envuelven.
Los ciudadanos cada vez nos conminan más a ser eficaces a la hora de aportar las soluciones que ayuden a resolver los problemas que surgen en el día a día en nuestra sociedad. Pero no sólo eso, también nos exigen que sepamos llevarlos a cabo con el menor uso de recursos y, por tanto, contribuyamos notablemente en la supervivencia del planeta. Solo así seremos capaces de luchar contra el cambio climático que nos acecha desde hace tiempo por el mal uso que los hombres hemos realizado y que pone en peligro nuestro futuro. El Guardian es, precisamente, ese exponente de sociedad avanzada y segura que apuesta por la innovación, la modernidad y el respeto hacia nuestro medio ambiente, ejes fundamentales de un proyecto inédito y arrollador que ha merecido el aval económico y humano de la Unión Europea. Proteger las 2.000 hectáreas de la Vallesa de Mandor y del Parque Fluvial del Túria que aglutina a los municipios de Riba-roja de Túria y Paterna, auténticos pulmones verdes del área metropolitana, bien merecen la pena. Los 4’5 millones de euros recibidos de Europa, el 80% sobre el presupuesto total fijado en 5’5 millones, son el mejor síntoma de que la propuesta inicial era seria y lo suficientemente eficaz como para afrontar el reto que se nos planteaba ante nuestros ojos.
A lo largo del proceso de gestación, desarrollo y puesta en marcha de este proyecto hemos comprobado que con trabajo y tesón somos capaces de ayudar a la regeneración del entorno natural al tiempo que protegemos a más de 15.000 residentes ante un posible incendio y sus devastadoras consecuencias. El fuego del año 1994 nos demostró la fragilidad de las personas ante un acontecimiento natural de tal magnitud si no actuamos con rapidez y eficacia. Los 52 cañones de agua reutilizada de los que consta el proyecto Guardian son el mejor instrumento para proteger a nuestros vecinos en lo que fijamos como uno de los hitos que la Unión Europea ha llevado nunca a cabo y más teniendo en cuenta que la Comunitat Valenciana será el mejor ejemplo de esas políticas que apuestan por el desarrollo, pero también por evitar cualquier impacto sobre nuestro ecosistema. En ese objetivo hemos contado siempre con el apoyo inestimable de la Generalitat, con su president Ximo Puig a la cabeza, además de la labor investigadora de las dos universidades públicas valencianas. A buen seguro que el Guardian es el inicio de un camino que nos traerá más alegrías en forma de proyectos e iniciativas que las administraciones públicas debemos impulsar y poner en marcha ya que solo así podremos asegurar la sostenibilidad del mundo que conocemos hoy en día. El reto es apasionante y, al mismo tiempo, una buena muestra de que debemos ahondar en las políticas que supongan una defensa de nuestro entorno ambiental. El Parc Natural del Túria bien merece la pena.