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¿Se acabó la fiesta?

Nico Marco

Nico Marco, concejal de Deporte y Salud del Ayuntamiento de Llíria

¿O es ahora cuando empieza? Para el tal Alvise, tiene más pinta de lo segundo… Pero no es su caso particular el que creo que ha de interesarnos, sino el fenómeno que ejemplifica y que ya viene ocurriendo desde hace décadas…

Aquí en España podemos hablar de Ruiz Mateos o Jesús Gil, pero no es algo exclusivamente nuestro. También ha ocurrido y ocurre a niveles mucho más preocupantes en otros países. Berlusconi, Trump o Milei son, al fin y al cabo, ejemplos de lo mismo: personajes que en teoría sería imposible (por tramposos, zafios, etc.) que salieran elegidos en unas elecciones democráticas pero que al final, en la práctica, lo son por mor de las poderosísimas herramientas de comunicación que hay tras ellos. Y no son los únicos: un tal Adolf Hitler también fue elegido en las urnas hace 91 años. Con el mismo denominador común: al genio oratorio de Hitler se unía el de Goebbels para controlar y aprovechar al máximo las herramientas de comunicación de las que disponían entonces, sobre todo la radio. Mas no hace falta irse tan lejos: Netanyahu, que ya lleva demasiado tiempo opositando a Adolf, también fue elegido en las urnas de una (al menos en teoría) democracia.

Uno de los defectos de nuestras democracias liberales es que los partidos se acaban convirtiendo en correas de transmisión de los poderes fácticos en mayor o menor medida. En España, creo que esto era así en proporción directa a lo escorado a la derecha que estaba el partido. Hasta que surgió Vox. También tiene poderes fácticos a los que sirve y le apoyan, pero estoy seguro de que la mayoría de ellos prefieren al PP.

En la actualidad, un buen ejemplo es Ayuso, que también tiene a su “gurú de la comunicación” detrás y todo el apoyo mediático de los poderes fácticos. Y así le va;la gente “le compra” sus “ayuserías”(por cierto, la palabra indica ya el nivel, recordemos el significado de ayuso) porque aplican muy bien las teorías que tan bien explicó Maquiavelo hace ya 500 años. Y así nos va a todos…

Sin embargo, el caso de Ayuso, siendo preocupante, creo que no lo es tanto porque estamos hablando del Partido Popular. Y estoy convencido (aunque algunos me tachen de ingenuo) de que hay gente responsable y con buenos propósitos en el PP. Al fin y al cabo, ha sido un partido que ha gobernado España durante 15 años. (Con muchos resultados nefastos, sí, pero no irreversibles). Quiero pensarque si alguien dentro del PP se desmadra demasiado, más tarde o más temprano acabará políticamente defenestrado.

El problema más preocupante, para mí, es que a los gurús de la comunicación como el que nombrábamos, les ha salido la horma de su zapato con gente como este Alvise que ahora se ha convertido en eurodiputado. Y a esta gente no sé si va a haber manera de controlarlos. Algunos de ellos puede que respondan también ante alguno de los poderes fácticos (sean de aquí o de donde sean), cosa que tampoco tiene gracia. Pero también habrá algún descontrolado que no responderá ni ante sus seguidores.Por esoespero, por el bien de todos, que la tentación de “alviseizarse” acabe por ser defenestrada del PP…

No sé si me explico bien. Lo que quiero decir es que,que gane el Chiquilicuatre para representarnos en Eurovisión puede incluso tener su gracia, pero que gane un influencer de tres al cuarto para representarnos en un parlamento, sea el que sea, para mí ya no tiene ninguna. Es un peligro.

Eso sí, todo tiene su parte buena. El poder de las nuevas tecnologías también puede tenerla: nunca antes en toda la historia de la humanidad el pueblo llano ha tenido en sus manos una herramienta tan poderosa. Pero el pueblo necesita mucha y muy buena formación para hacer un buen uso de esa herramienta. Y mientras una masa crítica de la gente no la tenga, seguiremos siendo manipulados por los poderes fácticos o por los alvises de turno, así que hemos de ser conscientes de peligros mucho más grandes y concretos, como por ejemplo el que se puede cernir sobre el mundo este mes de noviembre dependiendo de lo que voten los estadounidenses…

Pero esa es otra historia. Centrémonos aquí y ahora y trabajemos para conseguir una ciudadanía más formada y crítica que sepa distinguir lo que es o no una fiesta, lo que tiene gracia de lo que no la tiene y la fruta de lo que no lo es…

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