Desde pequeñas, las mujeres soñamos con nuestro príncipe valiente que nos salve de todos los peligros. Pobres, no sabemos que vamos a morder el polvo. Demos gracias a cuentos, leyendas y demás historias de folklore popular, a nuestras abuelas, películas merengonas y series edulcoradas para pre-adolescentes y no tan adolescentes.
Con lo que no contábamos es que cuando crecemos, somos nosotras quienes vamos escribiendo nuestro propio cuento. Los príncipes van destiñendo con el paso de los años, pero llega la diversión de la mano de bomberos, policías, hombres de negocios, marineros, médicos y demás fauna humana creada para nuestro uso y disfrute.
Un uniforme despierta siempre el divestismo que todos llevamos dentro!! A mí personalmente me pierden lo policías y los hombres con traje oscuro y corbata.
Una de mis fantasías ya resueltas ha sido esposar a un policía a mi cama y montármelo con él hasta dejarlo exhausto.
No hay una sola mujer que no tenga su propio divestismo, de la forma que sea. Una vez aceptado esto, pasamos a la segunda fase: ACTUAR!!!!!
Ahí viene la parte fácil: encontrar y localizar nuestra presa; y la parte difícil: atraparla. Si te gustan los médicos, finge una torcedura de tobillo, es fácil y te puede llevar en brazos; si te gustan los marineros, vete de crucero; si te gustan los policías (jajajajaja), que te pongan una multa por aparcamiento…
Elucubra tu propio plan, pasa a la acción y disfruta! Ahora, si te ponen los bomberos, no incendies tu casa, finge que te has quedado encerrada dentro o tu gato no se atreve a bajar de un árbol…
Una vez has conseguido que la presa esté en tu terreno, la cosa va como siempre: despliega tus encantos (caidita de ojos, guiños, abrazos espontáneos, como una noche de Sábado cualquiera) y QUE APROVECHE!!!!!
Lady Bitxeja