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Elogio a lo… simplemente maravilloso

Columna de Rafa Guillot, vecino de l'Eliana.

 

Qué mejor homenaje para el protagonista de esta crónica musical que la elección como título de la misma un parafraseo con el título del primer CD con el que irrumpe, ¡y de qué manera!, en el panorama de la música contemporánea: “Elogio a lo Simple”.

 

 

Llegaba hace unos días a nuestra redacción de Infoturia un ejemplar del mencionado trabajo, para que realizásemos una valoración sobre el mismo. Enseguida, sin ni siquiera colocarlo en el ordenador, contemplando únicamente su portada, también proyectada por el autor, adivinábamos que íbamos a encontrarnos con algo muy especial, cautivador y diferente.

 

Desde que comienza a escucharse el primer acorde, la primera nota musical, logra el autor su propósito y nos “transporta” a otro mundo. Pero rebobinamos en este momento la cinta y descubrimos de quién estamos hablando. Se llama Ricardo Andrés Tomás, perteneciente a la saga de “los Andrés”, “los de las cocinas” (por el establecimiento familiar dedicado al equipamiento integral de las citadas), apellido de profunda raigambre histórica en el pueblo de L’Eliana. Precisamente, los dos acentos que remarcan su apellido son también una carta de presentación de sus intenciones, de su personalidad, de su mundo interior. Desde el primer momento se sabe, se conoce, que es él y sólo él.

 

A modo introductorio sobre la trayectoria de este músico polifacético, podemos mencionar que ya a los seis años su padre, de idéntico nombre, le compró su primer “pianillo”, con el que el infante dio sus primeros pinitos musicales. Al poco tiempo pudo comprobarse que el niño tenía oído musical y lo que parecía un don innato para la música. Tocaba completamente “de oído”, autodidacta, sin ningún conocimiento de solfeo. Hasta gente poco avezada en este tema ha tenido conocimiento, alguna vez en su vida, de la precocidad, en una proporción bastante elevada, de los grandes genios de la música a lo largo de la Historia.

 

Habida cuenta de los continuos progresos del chavalito, a los catorce años, consiguió de sus padres, Ricardo y Carmen, su preciado anhelo: el primer piano “profesional”, un Bechstein alemán, de considerable cuantía económica, lo cual sembró a los progenitores de ciertas dudas sobre la “inversión”. El padre siempre ha trabajado en la mencionada empresa familiar y ella ha sido una muy querida maestra de escuela, de gran reputación.

 

En ese punto terció el gerente del establecimiento donde se adquirió el instrumento, Clemente Pianos. Si el mozo abandonaba su práctica, se le devolvía el ochenta por ciento del coste. Era una oferta imperiosamente “aceptable”. Ello les hizo decantarse, finalmente, por la adquisición del piano, aunque con una condición “sine qua non” impuesta a su hijo: si no cursaba los pertinentes estudios musicales de solfeo y  resto de disciplinas que componen tan noble carrera, no había compra alguna. Ricardito aceptó el reto sin dudar un instante. El tiempo daría a todos la razón.

 

Mención especial a su mentor musical, personaje de especial relevancia en su formación musical, otro importante músico nacido en este pueblo de L’Eliana, David Gomez. De él aprendió mucho. Son dos estilos diferentes de concepción de la música, aunque los dos auténticos superdotados.

 

Y llega, por fin, el motivo para la confección de este artículo. Unas reflexiones acerca de este primer trabajo suyo, que lleva por título “Elogio a lo Simple”, con el ante título de “Flowpiano”. Flow, palabra inglesa, que fluye, que brota, con facilidad, de la mente.

 

No es que su virtuosismo musical quede patente al instante, sino que en cada una de las notas funde su alma en ellas el autor con tal vigor que la música fluye, espontánea, libre, dejando al descubierto toda su personalidad. Aún sin conocerlo personalmente, podemos aventurar que nos encontramos con un joven de poco más de treinta años, en la plenitud de la vida, centrado, bondadoso, tranquilo y, por encima de dichas cualidades, muy sensible, artista y creativo.

 

Se escuchan las piezas por primera vez y ya no puedes evitar quitártelas de la cabeza. ¡El piano, su piano, el instrumento rey! ¡A qué mundo de paz nos lleva! ¡Qué sensibilidad! ¡Qué sublime maravilla!.

 

Uno siente, conforme se sumerge en ese mundo interior, tan tremendamente intimista, de Ricardo, como si fuese recorriendo con él, en coche descapotable, un tranquilo trayecto, a treinta kilómetros por hora, a lo largo de una ondulante carretera descendente desde una  elevadísima montaña y sintiese la brisa del viento mecer sus mejillas. ¡Como si se hubiese ascendido al mismísimo Cielo! En cada acorde a uno le parece ver cómo se deslizan los dedos del maestro por cada tecla, de una manera tan armónica, sabia y divinamente compuesta, que nos transporta a otra dimensión. El compositor da vida a cada nota musical, transfigurándola del propio pentagrama.

 

Se hace difícil la elección de una de las interpretaciones contenidas en esta selección, ante un elenco tan cuidadosamente elegido. Además de la canción que titula el CD, podemos reseñar títulos como “Flow 1” (que abre el disco), o “Alas de mariposa” o “El deshielo”. Precisamente, en esta última, la música describe de una manera tan magistral un acontecimiento mágico como el deshielo que parece que el oyente está viendo con sus propios ojos el fenómeno del hielo al derretirse en gotas de agua y siente, en su misma piel, toda la magia del acontecimiento.

 

Estamos, o eso parece, en la era de los “emprendedores”. Ricardo va directamente por la vía de genio musical. Es un absoluto talento musical, de nuestro pueblo de L’Eliana, con un futuro más que prometedor. Ya se ha dado a conocer en conciertos por plazas tan importantes como Bilbao o Barcelona. Uno próximamente en la capital de Valencia ha llamado a su puerta. Desde aquí apelamos a que repita experiencia, por todo lo alto, en su pueblo natal. El auditorium elianero, lleno hasta los topes, le aguarda, a buen seguro. Todos los buenos amantes de la música tienen una Cita con la Historia.

 

Desde esta Redacción de este periódico nos sentimos muy privilegiados por haber podido rendir un humilde tributo a un poeta de la música extraordinario, porque Ricardo pone la música al servicio de sus propios pensamientos y nos hace copartícipes a todos. Quisiéramos asemejarnos, aunque sin su perversa codicia, a Salieri, cuando supo reconocer al Maestro Mozart. Nuestra apuesta sobre un músico vernáculo tan excepcional está echada.  Desde Facebook, colocando como criterio de búsqueda “flowpiano”, podemos acceder, sin dificultad, a contactar con el autor y su música.

 

Ojalá recuerde algún día estas líneas con el mismo cariño con que han sido escritas. Porque toda esta crónica no se ha ceñido a un Elogio a lo Simple, sino a lo Profunda y Simplemente Maravillosa que es su Música.

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