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¡Simplemente elogiable!

Simplemente elogiable! por Rafa Guillot

 

No pudo tener colofón más brillante la apuesta lanzada, en este mismo rotativo, tras la publicación del artículo del mes de Julio del pasado año sobre el pianista Ricardo Andrés, vernáculo de L’Eliana, en el sentido de que se programara algún día una actuación suya en el propio pueblo. Hasta quiso el destino que la fecha elegida  fuera la mejor posible. El día siguiente a San Valentín, jornada por antonomasia destinada al Amor. Y fue eso, “Amor a la Música”, a la Música con mayúsculas, lo que pudo respirarse en el Auditorio de La Casa de la Cultura este último sábado, 15 de febrero.

 

 

La Concejalía de Cultura se hizo eco de la solicitud de los amantes de tan noble arte y también dejó patente su firme apuesta por los nuevos valores nacidos en esta localidad. Ricardo es uno de ellos y avanza con paso muy firme.

 

Tras una impecable y brillantísima alocución del Concejal de Cultura, José Llorente, tras otra no menos brillante presentación, por parte de la Secretaría de la Casa de la Cultura, apareció en el escenario un Ricardo tremendamente emocionado, tanto por actuar en su propio pueblo como por ver el recinto lleno hasta los topes. Pronto pudo comprobarse que Emoción e Interpretación iban a estar íntimamente relacionadas en este Concierto inolvidable.

 

A modo de reseña introductoria, indicar que en este último año, la proyección del pianista ha sido fulgurante, tanto a nivel nacional como internacional. Hasta se ha constatado interés por parte de países como China, tradicionalmente simpatizante con la buena música.

 

El compositor decidió, para la composición del repertorio, entremezclar piezas de su primer trabajo, “Elogio a lo Simple”, el cual ya elogiamos suficientemente en nuestro anterior artículo, con algunas nuevas que van a formar parte de su próximo CD, cuya fecha de lanzamiento parece muy inminente.

 

Y de la propia interpretación musical del artista sólo apuntar que estuvo sencillamente colosal. Recordamos sus lágrimas, tanto al salir al escenario como al final de la actuación, cuando era largamente ovacionado tras su “bis”. Ricardo volcó todo su mundo interior, su excepcional creatividad, en cada una de sus piezas, que se asemejaron a cada una de las lágrimas que derramó por sus mejillas humedecidas. Un proyector gigante dejaba visionar, en primer plano, las yemas de los dedos del genio deslizándose por cada tecla de su piano, traspasando al auditorio toda la sutileza y suavidad emanantes del intérprete.

 

La filosofía que ha ilustrado a este tipo de hacer música ha sido Flowpiano (http://flowpiano.es/), con unas notas musicales que van “fluyendo” al exterior desde la propia alma de su compositor hasta un oyente al que él mismo quiere elevar su papel de mero oyente. Todo quedó patente en la actuación. Buena prueba de ello fueron algunas de las primicias con la que obsequió a los participantes. El “Valls de las Hojas”, donde todos parecíamos estar inmersos en dos volátiles hojas impulsadas por el viento del otoño. En otras como “Plumas” o “Mecedora Verde” volvía a dejarse patente su tremenda sensibilidad, al servicio de una maestría interpretativa inigualable, no exenta de soberbias improvisaciones que convierten en único cada concierto de Ricardo Andrés.

 

En definitiva, desde esta breve reseña manifestamos nuestra alegría y reiteramos nuestra apuesta, que es de todos, por uno de los artistas más brillantes de este pueblo en la actualidad. Lo suyo no es ya una promesa es una feliz realidad. Con su enorme valía no hace grande solamente a su familia, “los Andrés”, lo hace a todo su pueblo.

 

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