Vuelve a engalanarse de honor nuestra Redacción para recibir a un egregio personaje, todo invitado de lujo. Su presencia en ella corrobora que las grandes hazañas, los grandes mitos, no mueren jamás, por mucho que hayan transcurrido más de sesenta años desde que aquéllas tuvieran lugar. En esta ocasión recibe justo tributo por toda una vida Santiago, el mítico e inolvidable futbolista elianero Santiago Silvestre.
De puertas afuera ése es su nombre y así fue conocido, aunque por gran parte del pueblo es bien sabido que nos referimos a “Ventana”, el sobrenombre por el que aún hoy en día es tan conocido en la localidad. Baste como botón de muestra acercarse cualquier tarde por el bar “L’Horta”, donde los recuerdos se alían con sus buenos amigos para reverdecerle pretéritas jornadas empapadas de una felicidad irrepetible. Ramón Chisvert, “el Gat”, Xamerry, Batiste, el “tío Ernesto” o Vicent Desco “el Moret”, entre otros, se deshacen en elogios cuando se refieren a un personaje de la talla de Santiago Silvestre.
Resulta muchas veces paradójico de dónde vienen los motes, los apelativos que suelen secuestrar a los auténticos nombres de pila. En esta ocasión hasta al propio protagonista le cuesta recordar la procedencia. “Ventana… Mon pare ja era Ventana. La gent va començar a cridar-me així i ja està”.
La foto que ilustra este reportaje es una composición con intenciones. Sobresale el homenajeado desde la ventana, que con el paso del tiempo se ha transformado en oro, abriéndose a la que fue su cancha deportiva, el Campo del “Pedrusco” y en éste el equipo de su vida, el de L’Eliana, que, por aquellos años Cincuenta, todavía no se denominaba Sociedad Deportiva L’Eliana.
Grandes, y entrañables, recuerdos volverán a la mente de Santiago al ver, en lo mejor de sus vidas, a mucho más que compañeros de equipo, a grandes amigos. De hecho, y como es natural, seis décadas después realizarse la instantánea de su equipo, la proporción de ausentes supera a la de quienes aún pueden recordarla. Pero ésa es la magia de la fotografía, son “disparos”, capturas que se hacen al tiempo para formar parte ya de la inmortalidad.
Podemos mencionar, entre estos últimos al fantástico guardameta, “Pelegrín” Garrido, a Juanito “el Guarda” o al mencionado Vicent Desco “Moret”. Entre quienes nos dejaron destacamos a quienes aún tienen nexo de unión con la actualidad vigente, como “Chaparro” Monterde, padre del “Xatet”, actual entrenador equipo de L’Eliana, o Vicent Cotanda “Cotandeta”.
Ya en el plano futbolístico podemos contar que Santiago ocupó siempre demarcaciones ofensivas, fue un auténtico delantero centro, de los de antes, todo un “killer”. Junto con Enrique Blasco, más conocido por “Vázquez” (¡vaya usted a saber por qué!), formó uno de los duetos atacantes más estelares de todos los tiempos, aunque, todo hay que decirlo, muy bien aupados por toda una exhalación con el dorsal “7”, una “bala” en la banda, como nunca ha habido en este pueblo, como fue “Moret”. Entre los tres lograron un prestigio tal que incluso fueron temidos por sus rivales deportivos antes de los partidos. Fueron años en los que el equipo no estaba federado y las contiendas se circunscribían a enfrentamientos deportivos entre localidades vecinas, como La Pobla de Vallbona, Benaguasil, Vilamarxant, La Cañada, Lliria o Benisanó. No más lejos de ahí.
¿El esquema del equipo?…. ¡el único que se concebía entonces! Un portero, tres defensas, dos medios y cinco delanteros, incluyendo, entre estos últimos, a dos interiores.
Recreando nuestra mente, forzando la imaginación, podemos ver a Pelegrín Garrrido, el “Manteca”, botando repetidamente el esférico en su área, a punto de golpearlo, y toda una maraña de jugadores arremolinados por la zona central del campo. ¡Ahí es donde parecía tener un imán Santiago Silvestre! Porque ¡cuántos balones tocaba! De cabeza o con el pie pero el porcentaje de jugadas que acababan controladas por él mismo era altísimo. ¡Balón que tocaba… balón que enganchaba!
Santiago fue un auténtico “9”, independientemente del dorsal que se enfundara. Era rompedor y luchador como nadie. Cualquier pelota que se perdiera por la zona defensiva del rival era súbitamente aprovechada por nuestro delantero, acabando, en gran parte de las ocasiones, bajo las redes de la portería del oponente de turno, con su propia autoría o la de algún compañero al que asistía. Hay quien, ya entrada la década de los Sesenta, comparó al mítico delantero elianero, hoy homenajeado, con su equivalente en el Valencia C.F. de aquellos tiempos, un vasco que se enfundaba la blanca camisola del número “9”, de nombre Ansola. ¡Ya no quedan delanteros como aquéllos!
Santiago vivió la era del “equipo rojiblanco” en su equipo de L’Eliana, con indumentaria casi idéntica a la del equipo del Athletic de Bilbao y rubricada por unos borceguíes, o botas de fútbol, que poco se asemejan a las actuales, aunque aún resultan entrañables para los que se las calzaron.
Cuentan sus compañeros que Santiago fue un “profesional” íntegro dentro del amateurismo del fútbol entre pueblos de aquellas décadas. Siempre vivió con gran intensidad este deporte, mostrando siempre la seriedad requerida. Su concentración era tal que le hacía ser hasta muy “coqueto” en la indumentaria. Siempre perfectamente equipado, sin altisonancias, ni medias bajas ni camiseta por fuera, dando imagen y dejando patente, en todo momento, su fuerte personalidad.
¡Qué garra! ¡Qué coraje! ¡Qué fuerza tenía Santiago! Su nombre ha vencido al olvido que puede provocar el paso del tiempo, con el plus añadido de que las circunstancias de los tiempos futbolísticos que vivió no le permitieron las alegrías de Ascensos, ni de títulos conseguidos ni nada que se le parezca. ¡Eso sí, ellos disfrutaron mucho practicando este deporte! Sin embargo, ya sobrepasado el medio siglo desde su pleno apogeo en el campo de tierra de L’Eliana, algo debió tener aquel gigante para que su leyenda siga despertando tanta expectación entre las nuevas generaciones, que ven en él a un referente, a un futbolista íntegro, irrepetible, eterno.
En realidad, el deporte fue una extensión de lo que fue su vida fuera de él. Laboralmente se ha movido en el mundo de la Construcción, muy boyante en aquella época, siendo un Constructor de gran reputación, lograda después de muchos años de recto y duro trabajo.
En la vida personal ha tenido, todavía, mucha mayor suerte que en el deporte. Unido, desde siempre y para siempre, con su amada Paqui, de los Coll, quien aún hoy en día sigue representando, muy fielmente, la belleza, el dinamismo y esplendor de todas las grandes mujeres nacidas en este pueblo.
Por si ello no fuera suficiente, la proyección final ha sido su hija, homónima a la madre. La joven Paqui Silvestre es el vivo reflejo de la simpatía, la cual regala a todo el mundo desde el establecimiento en el que ejerce su trabajo, la carpintería metálica CELAE, una firma de enorme prestigio y muy conocida en esta comarca. La bondad que destila a sus clientes es directamente proporcional a su enorme profesionalidad. ¡Esas dos mujeres son el auténtico tesoro de Santiago!
Y ésta ha sido la pincelada a toda una brillantísima trayectoria humana. Puede que hasta ni él mismo fuera consciente, en aquellos tiempos, que con su hacer deportivo y su hombría de bien estaba proyectando, desde su ventana, forjada con auténtico oro de ley, haces de honor que se han proyectado, con el inexorable paso del tiempo, de manera creciente en la Historia, y nunca dejarán de alumbrar a todos los nuevos deportistas que nazcan en este pueblo de L’Eliana.