Porque fue la recreación más fidedigna del inmortal cuento de Charles Perrault, tantas veces versionado posteriormente. La traslación literal de todos los personajes a la experiencia vivida en la tarde/noche del lunes 21 de julio fue más real que nunca. El sueño iba a durar cuatro horas. Era lo convenido. Desde las 8 de la tarde hasta la medianoche, ni un segundo más.
Los ratoncitos, reconvertidos en pajes y en los blancos corceles que tiraban de las carrozas, eran todas las personas que han dado soporte y han hecho posible la realización del evento. Desde el mismo José Luis Merchán hasta todos los esfuerzos personales surgidos de la imparable corriente de amigos integrantes de la imparable comunidad de Facebook que forman el “Si no eres de L’Eliana”, pasando por el personal organizativo de la Semana Deportiva e, incluso, la tienda de Deportes Montaner, desde la que Paco y Marisa tuvieron que dar todo de sí para que estuvieran listos unos equipajes deportivos en un tiempo record.
Y, obviamente, el protagonista de nuestra particular versión del cuento “La Cenicienta”, fue todo el colectivo de ex-jugadores, tanto los participantes activos como los no activos, animantes y aficionados, que, durante ese periodo de tiempo referido, vieron transformada la actual realidad cotidiana en aquélla tan maravillosa que vivieron en tiempos pretéritos, cuando vestían la roja elieanera y que llevó al equipo rojillo hasta las más altas cotas alcanzadas hasta la fecha. La felicidad fue la dominante en todos los participantes hasta tal punto de humedecer los ojos de más de uno en muchos momentos. Todos fueron, fuimos, rescatados de la añoranza y “volvieron a la vida” durante el tiempo que duraba este sueño maravilloso. En realidad, el fútbol era lo de menos, era una excusa perfecta para acercar nuevamente a los amigos, a las buenas gentes. Todos demostraron que los lazos de amistad que un día tejieron, entre todos, son irrompibles y eternos.
Desde hacía algunas semanas la llamada al elianismo más profundo se había producido. Y los grandes, los más grandes, no fallaron, una vez más. Ahí estaban todos. Unos pudieron saltar al terreno de juego, otros no. Pero esto daba completamente igual. Lo realmente importante era volver a sentir esas tan maravillosas sensaciones de felicidad, en absoluta complicidad con toda la gente que aplaudía sin cesar desde los abarrotados graderíos de nuestro Polideportivo Municipal elianero, el mismo que los viera triunfar en la añorada juventud. José María Ángel, nuestro primer ciudadano, quiso también aportar su tradicional apoyo al deporte y a nuestros muchachos.
A eso de las siete y media de la tarde, las tribunas del Polideportivo comenzaban a subir de temperatura, según iban llegando los jugadores. ¡Como mandan los cánones! ¡El primero en hacer acto de presencia, el Colegiado, señor don José Roig Carbonell, con su bolsa de equipaje arbitral, como ayer, ¡como siempre! De los jugadores, iniciaron aparición, tras un largo trayecto de casi cien kilómetros, José Luis Torres y Ernesto Lázaro, dos de los héroes del equipo de los ochenta. ¡Qué maravilla volver a ver al mítico Lázaro, aquél que encandiló, con su coraje, a varias generaciones! Casi a continuación, dos de los Dàries, Ricky y Salva. Después, y en breves minutos, como un goteo incesante, la grada baja se colmó de grandes jugadores, siendo nota dominante los grandes abrazos y el recuerdo, ¡cuánto tiempo, chaval! ¡Te veo casi igual, ja, ja!
Pero, cuando, a las ocho en punto de la tarde, se iniciaba, como tal, la jornada del Partido de las Estrellas, la primera edición de éste, como bien se recalcó, lo verdaderamente gratificante era la auténtica constelación estelar que se había congregado en el Estadio. No importaba la edad, ni el estado de forma, ni nada de nada. Había jugadores con edades comprendidas entre los cuarenta años hasta los setenta y tantos. Pero es que era digno de mención. La gente congregada no daba crédito, al principio, de lo que estaba viendo. ¡Qué abanico, qué ramillete de figuras! ¡Madre mía, estaban, no todos, pero sí muchas de las grandes figuras del equipo de todos los tiempos! Indudablemente, faltan muchas más, pero no hay duda de que éstas lo han sido y de una categoría tan excepcional que les ha permitido marcar diferentes épocas muy definidas.
Se habían preparado dos equipos con la casi veintena de jugadores, de campo, presentados, siempre con la intención de que estuviesen compensados al máximo. A las ocho menos cinco correteaban y calentaban en el terreno de juego, ansiosos porque diera comienzo el partido.
Y el primer recuerdo en alocución inicial del speaker, para el gran mentor, para el entrenador más legendario de todos los tiempos, el señor don Vicent Cortina, a quien un reciente accidente doméstico ha impedido una asistencia que se hubiera producido con total seguridad. ¡A la siguiente edición no falta!
El segundo, fue un recorrido triunfal por todas las leyendas vivas del fútbol elianero de todos los tiempos. Ricardo Dàries Lacorrea, único Balón de Oro otorgado por el Club, “viviente” en la actualidad, en gratitud por toda una vida de dedicación a este equipo. Los hermanos Coll, Lolo y Paco. ¡El gran defensa Salva Torrent volvía a brillar! Gran recuerdo, también, a su hermano Juanvi y ¡Bravo por los hermanos Torrent! Aquel “toro” que fue Andrés Selma. Juan Andrés, el entrañable “Pijo” del alma. Luis Marco, excelente futbolista y cuya fidelidad a estos colores se mide por arrobas. Andrés Andrés, el poderoso y legendario defensa central. ¡Y qué decir de uno de los grandes delanteros de todos los tiempos, ése que con tanta luz brilló en su juventud, hasta ser fichado por el Levante U.D., el gran Ximo Coll, “el del bar Torrent”. ¡Cuánta figura de un pasado que, a lo que ha podido comprobarse con rotundidad, no ha muerto! Mariano Pérez, representaba el honor de su apellido en este Club. Tanto él como su propio padre, el gran Colegiado que fue el señor Pérez Monfort. Un pequeño problema de descoordinación de horarios provocó la ausencia, por esta vez, del gran President, pero daba igual. La sombra de Pepe, don José Marco, estaba tan latente que todos seguían sintiendo, con gran respeto y cariño, su manto protector. Al igual que Manolo, don Manuel Tamarit, el otro Presidente mítico de la S.D. L’Eliana, a quien su edad y ciertos problemillas de salud pasajeros aconsejaban estos días algo de tranquilidad.
Deliberadamente hemos excluido entre esos gigantes del balón a dos protagonistas especiales, que, sumados al Colegiado del encuentro, constituyen uno de los acontecimientos más destacables de esta reunión histórica. ¡Qué difícil que se produzca un hecho de estas características! Hace, exactamente ¡41 años!, el miércoles 28 de agosto de 1973, se celebró el partido inaugural del nuevo Polideportivo Municipal de L’Eliana, tal y como lo conocemos ahora. Era la transformación del antiguo Campo de Los Almendros, vigente en la década de los sesenta, aquél que sucumbió ante el avance del tiempo y de las nuevas exigencias deportivas del pueblo.
Se buscó a un equipo de la máxima categoría, como el presidido entonces por el célebre señor Grau Torralba. Nada menos que la primera plantilla del Levante U.D. El árbitro del partido, un jovencito que comenzaba a brillar en el mundo del arbitraje fue un tal Pepe Roig. El flamante capitán del lustroso equipo visitante era, ni más ni menos, otro de los mitos y grandes deportistas arraigados en este pueblo. Venida toda la familia de Pedralba, pero aquí echó raíces la saga de los Merchán. Toni, aquel purasangre levantinista, tuvo los honores de ostentar la capitanía del equipo granota. Las fotos que han pasado a la Historia atestiguan lo orgulloso que estaba Toni aquel día. Y por el pueblo de L’Eliana, defendiendo a éste con todo el honor del mundo uno de los “5” más bravos de todos los tiempos, aquél de auténtico nombre Salva Andrés, aunque rebautizado para la Historia como “Quincoces”.
Pues bien, como decimos, ese trío ha podido reunirse de nuevo en el mismo campo de fútbol. Increíble pero cierto. Pepe Roig, Toni Merchán y Salva Andrés, en una foto que ya forma parte de la leyenda futbolística, no de este pueblo, sino de todo el fútbol regional valenciano. Efemérides única y entrañable.
Las dos formaciones elegidas, de este ejército alado, para este partido tan especial fueron:
Equipo ROJO:
Boro, el “parapenaltis”, el “Zamora de Oro” y Héroe del Ascenso de 1979, bajo palos. ¡Qué intuición la suya! Uno de los porteros más astutos de todos los tiempos. Ágil, seguro, valiente… ¡Boro es un cancerbero eterno!
Defensa de dos formada por el fantástico Vicent Cotanda “Coti”, estrella del equipo de los noventa. Toni Ballester, otra de las figuras de aquel conjunto estratosférico de 1979.
Media equilibrada, dispuesta con Ricky Dàries, el cerebro, mandando como siempre, el jugador que más veces se ha alineado con el equipo en todos los tiempos, como medio centro, complementado por un José Miguel Asensio en plena forma, superviviente del equipo de los noventa, y por Quique Guillot que sigue demostrando, en cada partido que disputa, por qué tuvo un pasado tan ilustre en el fútbol y por qué militó en equipos de la categoría del propio Levante U.D. (2ª División), Nules o Lliria (3ª División).
Como media punta, su hermano mayor, Rafa Guillot, que enganchaba con otro de los grandes puntas del equipo, jugador también del Lliria CF (3ª División), que sigue dando muestras de su ratonería e instinto goleador, el gran Alberto Sanchis.
Como segundo delantero, el tercero de los Dàries, el del Saguntino CF (3ª Div), Blai, que mantiene intacto su instinto depredador. Se basta y se sobra, por sí solo, para armarla ante cualquier defensa.
Equipo BLANCO:
Ximo como cancerbero, de reciente pasado en el Club, integrante del equipo de 2010 que protagonizó el último Ascenso a Preferente. Aunque una desafortunada lesión de menisco le ha impedido actuar, la sombra del gran Pacheco, uno de los soportes fundamentales del equipo de los ochenta y cuyo nombre guarda ya un lugar de privilegio entre los grandes de todos los tiempos, revoloteaba por toda el área durante todo el partido, tanto que a alguno de sus viejos camaradas todavía les parecía oír sus gritos de mando a la defensa. ¡Ay aquel penalti del Ascenso parado por Pacheco!
Defensa de lujo. A la derecha, y ¡qué placer volver a verlo en la cancha!, Vicente Lacomba, uno de los grandes defensas de este equipo en la Historia. ¡Qué seguridad, qué aplomo! Pocos tan veloces como él. Acompañado, como siempre, por su mujer, la querida Encarna Albert, una de las mejores hinchas que ha tenido el equipo elianero. En la década de los ochenta, nuestro añorado “Metge” marcó toda una época en la banda.
Como defensa central Paco, el “Xatet” Monterde, actual “Míster” elianero y colosal futbolista, poseedor, todavía, de una de las zurdas más prodigiosas de toda la región. Sigue siendo una delicia ver cómo toca el balón. Por la izquierda, el mítico José Luis Torres, tan bueno como siempre, uno de los puntales fundamentales de los nuestros en la era de los ochenta.
Centro del campo de postín. Dueto diabólico en el eje, igual que en el pasado. ¡Sergio Guillot y Juanvi Cortina! Se siguen compenetrando como antaño, cuando la tierra de L’Eliana enmoquetaba nuestro Polideportivo. El primero, fuerte todavía y con buen fútbol. El segundo, demostrando que no ha perdido ni un ápice de la “dinamita” que tenía en su diestra. Juanvi sigue siendo mortífero para los rivales. A ellos se les unen dos pesos pesados. Por una parte, un “dandy”, Salva Dàries, el legendario jugador de equipos, entre otros, de la talla del Sueca CF (3ª División). El mediano de los Dàries continúa “embelesando a las serpientes” y paseándose por los campos de fútbol con una elegancia sublime. Domina, dibuja cada pase como el buen pintor, el genio, domina su pincel.
El otro medio, laborando por la izquierda, otra figura estelar. Perteneciente a una saga muy ilustre en el fútbol regional valenciano. ¡Manolo Huerta!, de “los Huerta”. Pero es que el rubiales “está que se sale”, a pesar del tiempo transcurrido. ¡Qué fútbol destilan sus botas! ¡Qué jugador más exquisito! Fue figura cumbre bajo la tutela de Ángel Martínez, en el 84 y en el 85, y lo sigue siendo todavía.
Como refuerzo de postín, echando una mano ante ausencias de última hora, el último y flamante fichaje del equipo. Un ¡guardameta reconvertido, para la ocasión! Gracias, Toni Ortiz, porque también lo haces bien con los pies.
Como capitanes de campo, dos futbolistas elegidos. Juanvi Cortina, representándose a sí mismo y a su padre, y Ricky Dàries. ¡Cuánta Historia encerrada en ambos!
Antes del inicio del match, se efectuó la foto más esperada, la que ya forma parte de la leyenda del equipo de fútbol de L’Eliana. Jugadores pertenecientes a todos los tiempos, desde su fundación, hace ahora ocho décadas, saltaron al terreno de juego para inmortalizarse en una imagen única, algo muy pocas veces visto en ningún equipo de la región. En la grada, algo “malucho” estos días, Vicent Desco, “el Moret”, un “7” de leyenda, la “bala humana”. Jugadores de la gloriosa década de los setenta, también de los ochenta, de los noventa, de los dos mil e, incluso, figuras del último ascenso del año 2011. ¡Qué potencial deportivo y humano! ¡Qué foto más histórica! Esta foto, por sí sola, ya valía todo el partido posterior. Los flashes de los fotógrafos destellaban sin descanso. Hasta la cámara de Sergio Montaner, excelente colaborador durante las últimas semanas para la realización del evento, trabajaba a todo trapo.
Tras ello, el señor Roig dio inicio al partido en sí. Un choque que estuvo muy entretenido y que no defraudó a nadie. Daba gozo ver de nuevo a las viejas figuras brillando de nuevo. Lo de menos el resultado. Vencieron los blancos por un ¡apretado! 6 a 4. El resultado era lo de menos. Lo de más, la felicidad que se vivió en toda esta jornada mágica. Eso no se paga con dinero. No costó nada al espectador “meterse” en el partido, en un tipo de fútbol de hace algún tiempo. Era la magia de jugar mucho más el balón, de tocarlo más y con mucha cabeza, todo con algo de detrimento para lo tremendamente físico que es el fútbol de la actualidad. Este ramillete de estrellas ha demostrado que el buen fútbol nunca muere.
¡Cómo está todavía el Xatet Monterde! ¿Y Juanvi Cortina?, ¡pero si aún tira que “la rompe”!. Gran “hat trick” de éste último. También doblete de Blai Dàries. Por no mencionar la clase de jugadores como Salva Dáries o Quique Guillot, o el buen estado de forma de Coti. ¡Lo dicho! Todavía tienen cuerda. El precioso gol de Alberto Sanchis levantó a la gente de sus asientos.
¡Y no se olvide destacar el excelente arbitraje de Pepe Roig! ¡Como si no hubiera pasado el tiempo! ¡Elegante, comedido, caballero, muy educado y, sobre todo, sigue tan dialogante con los jugadores como cuando arbitraba al mismísimo Valencia C.F.! La prudencia, dentro del campo sigue siendo una de sus normas. ¿Las tarjetas? Muy imprescindibles han de ser para que las muestre el señor Roig. Ha vuelto a demostrar lo que ha de ser un buen árbitro en un campo de fútbol. ¡Muchas gracias por asistir! El fútbol elianero guarda deuda de gratitud con un entrañable Colegiado que ¡nunca colgará el silbato!
No es temerario afirmar que no hay suficiente dinero, en el panorama del actual fútbol regional valenciano, para reunir, en un mismo equipo, un plantel de jugadores tan extraordinario como el que saltó a un Municipal elianero que ya lo vio brillar en el pasado.
Cuando en el estadio fueron coreados, a través de la megafonía, sus nombres, uno a uno, fueron poderosa y grandiosamente amplificados por los ecos de la Historia, una Historia que ellos cincelaron con letras de oro y que hoy se rinde ante un elenco irrepetible de figuras, permitiendo aunar todas las voces para seguir gritando
¡¡ AMUNT L’ELIANA !!
Y tal como figuraba en el guion del inmortal cuento, a las doce en punto de la noche todo volvía a la normalidad. Fueron cuatro horas de frenética felicidad que volvía a dar paso a la realidad cotidiana pero con un inmejorable sabor de boca, el mejor de todos. ¡A buen seguro que el despertar de todos, el día siguiente, martes, fue diferente al del resto de los días! ¡Ya estamos esperando que nuevas estrellas se unan para la Segunda Edición, que se celebrará en trescientos sesenta y cinco días. La Cenicienta volverá a alumbrarnos!
El lema de esta jornada única ha sido, desde el principio, “Partido de las Estrellas”, porque sois como las auténticas estrellas. Se apagó vuestra luz pero todavía no habéis dejado de brillar.