Bien sabían los rectores de la conocida Cadena Deportiva “Golsmedia” a quién seleccionaba, en la Gala del año 2012, para premiar al fútbol de L’Eliana. No pudieron elegir mejor a alguien que representara tan bien varias décadas de florida Historia de nuestro pueblo, canalizada en el mundo del deporte. Con qué gallardía y honor accedió nuestro homenajeado al pódium para recibir tributo de todo el fútbol regional valenciano. Y si, además, lo hacía acompañado del inmortal Vicent “el Moret”, pues ¡mucho mejor! Los flashes de las cámaras, las luces, que casi cegaban los ojos, el atronador sonido de los aplausos…. ¡qué pasaría por la cabeza de nuestro Salva en ese momento! Pocas veces en la vida un trofeo tan justamente otorgado.
Hoy es su propio pueblo el que, asumiendo el protagonismo de todo el fútbol regional valenciano, vuelve la mirada hacia ese gigante y rinde el merecido tributo que le corresponde a don Salvador Andrés Coll, nacido el 9 de mayo de 1946, hijo del “Tío Juanillo”, legendario guardameta rojillo. De casta le venía al galgo pero, todo sea dicho, Salva escaló las más altas posiciones en el mundo del fútbol, hasta convertirse en uno de los grandes referentes del equipo de L’Eliana en toda su Historia. No son pocos los que han elegido a Salva Andrés como el mejor “5”, el mejor defensa central de todos los tiempos en este laureado Club, recién estrenadas sus ocho décadas de existencia.
Los inicios de Salva, en el mundo del fútbol, cabe situarlos en el, probablemente, mejor equipo juvenil de todos los tiempos en este pueblo, la J.A.R.C., allá por el lejano 1963. ¡Qué generación tan sublime de deportistas! Casi toda la saga Dáries –Vicent, Ricardo y José Ramón-, los hermanos Coll “los Lolos”, Pep Escrivá, el mítico guardameta Juan Marco “Japón”. O, en la parte técnica el querido “Taio”, por no mencionar que fueron los inicios como entrenador de quien se convertiría, con el paso del tiempo, en el propio cuñado de Salva, el mejor entrenador de siempre, Vicent Cortina. Es para empezar a recordarlos y no parar…
Esa temporada de la JARC no fue un simple, y muy venturoso, presagio de que Salva Andrés estaba llamado para grandes empresas en el mundo del fútbol. El año siguiente recaló en la plantilla juvenil del Levante U.D., tras pasar un exhaustivo proceso de selección. Apostaron los técnicos granotas por este mocetón tan contundente y expeditivo, que jugaba tan bien al fútbol y que por arriba no había quien le sobrepasara.
No ha podido olvidarse en ese Club, más de cincuenta años después, la militancia de aquel elianero vibrante en sus filas. Fue la temporada de Olaizola, como entrenador de la primera plantilla y cuyo hijo fue compañero de Salva. El trio defensivo de aquel equipo pasó a la Historia. Rodri y Casain, en los laterales, con Salva Andrés por el centro. No olvidemos que se jugaba con defensa de tres en aquellos años.
Después, en la tapa adulta, ya con las obligaciones laborales inherentes, nuestro deportista eligió el equipo de su pueblo, el que llevaba en lo más hondo de su corazón. Se enfundó un domingo aquella camiseta de algodón, color rojo intensísimo, con el escudo de la S.D. L’Eliana y ya no se la quitaría nunca mientras estuvo activo en el mundo del fútbol.
Salva ficharía por Clubes de la talla de Canals o Pedreguer, aunque el equipo de su vida fue el de L’Eliana. Aquí marcó toda una época. Militó en el Club desde el año 1968 hasta la temporada 1977/78, en la que se retiró como capitán del equipo. Así, pues, vivió, de primera mano, los inicios y la época dorada del Club de la Sociedad Deportiva L’Eliana.
Para que las nuevas generaciones se hagan una idea de quién era Salva, pueden imaginarse a un actual Piqué pero bastante más contundente. El reglamento era mucho más permisivo y nuestro zaguero siempre jugaba al límite, dentro, siempre, de la máxima deportividad. El de los Andrés fue temido por todos los equipos rivales, aunque querido y respetado.
En este Club, el histórico trío defensivo fue José Luís Coll y Miguel Comes, como defensas laterales, y Salva, siempre Salva, como defensa, bastión, central. Con ellos la retaguardia estaba más que guarecida.
En la década de los setenta salva adquirió la madurez necesaria para convertirse en el mejor defensa central de la Categoría. Rudo, imponente, era la fuerza en estado puro. Numerosas anécdotas que lo encumbraron para siempre. Podemos recordar su legendaria actuación en un partido ante el Campillo de Altobuey en esa localidad. La figura de los locales era un tal “Calderilla”. El enfrentamiento fue subiendo en voltaje, con el paso de los minutos. La susodicha estrella llegó a ponerse insolente, a mediados del segundo periodo, en un lance con el propio Salva. ¡Ya no hubo ocasión para otra segunda jugada! En otra disputa del balón “Calderilla” “voló” casi metro y medio sobre el terreno de juego, ante la cólera de la hinchada local. Reiteramos que todo ello siempre bajo los cauces deportivos.
En otra ocasión, en Camporrobles también se produjo otra curiosidad. Hubo una confusión, por parte de la hinchada de ese pueblo, con Salva y Vicente Landia. Tomaron a uno por el otro, como objeto de sus iras, aunque no llegó a mayores.
El 28 de agosto de 1974 Salva capitaneó al equipo de L’Eliana en su célebre enfrentamiento al Levante U.D., en la inauguración del actual Polideportivo.
En las últimas temporadas en el Club Salva siempre rindió a máximo nivel. Su última plantilla también fue estelar, aquélla dirigida por Albiñana. ¡Qué equipazo! Fue el augurio del equipo que una temporada después ascendería a Primera Regional. De la primera época todavía quedaban, como supervivientes, José Luís Coll o Juan Andrés “el Pijo”.
Todavía no hemos mencionado que siempre fue conocido con un sobrenombre. Salva fue, en el fútbol de L’Eliana, ¡Quincoces! Se encontraron muchas similitudes con un defensa internacional del Valencia C.F. y así comenzó un día a citársele “Quincoces” y así comenzó a llamársele inequívocamente.
Si grandiosa fue la carrera deportiva de Salva no lo fue menos en la vida. Aunque por más cruentos que hubieran sido todos sus enfrentamientos futbolísticos el duelo de su vida lo tuvo contra cierta particularidad congénita que tenía su organismo y de la que, muy afortunadamente, pudo salir adelante, no sin antes visitar hospitales hasta en Suiza. El innato coraje de Salva salió a flote, una vez más, y lo amarró a la vida con la misma fuerza con la que él triunfó en el deporte.
Todas las mañanas puede disfrutarse de su compañía en el “Llar del Jubilat”, donde es una delicia, y un honor, entablar conversación con alguien tan delicado, tan sumamente educado y buena persona como es Salva.
Además de sus amigos, él ha tenido la fortuna de estar muy bien arropado en su propia familia. Como ya mencionábamos anteriormente, es cuñado de Vicent Cortina. Pero es que su mujer, Ana, es su verdadero “ángel de la guarda”. Sus queridos hijos, Diego y Ana, ídem de ídem. Ellos son, con razón, motivo de orgullo y fieles garantes de que continuará el gen de “los Andrés”. ¡Tres “Anas”! Madre, hija y nieta.
Precisamente es su esposa Ana quien dirige la conocida modistería “El Didal”, muy bien respaldada por María José y Alicia. Con ellas tres casi vale la pena “romperse” algún pantalón para pasar por la tienda y ser tan sumamente bien atendido por ese “trío de ángeles”.
En definitiva, ha sido todo un privilegio poder evocar a un personaje muy ilustre en el mundo deportivo de L’Eliana, a alguien que escribió con letras de oro su nombre en la Historia de este pueblo, porque lo valía. Salva, de “los Andrés”, aquél que fue definido, en más de una ocasión, como “el bou del equip de L’Eliana” se ha convertido en todo un mito en este pueblo. Él fue la fuerza, el poder, la superación en la vida. Él convirtió a “Quincoces” en toda una leyenda inmortal.