Las figuritas de Star Wars fueron las protagonistas de sus primeras historias grabadas con una cámara de vídeo a los nueve años. Marino Darés ha estrenado, ahora con 22, su primera película. ‘Nubes rojas’ es según su director una película “de guerrilla”. Rodada los fines de semana entre Paterna y Teruel con los poco más de 3.000 euros aportados por particulares a través de crowdfunding, este western ha llegado a proyectarse en los reabiertos cines Aragón de Valencia tres años después de comenzar la aventura. Curioso, autodidacta, humilde, poco cinéfilo y nada mitómano, este joven de L’Eliana sólo aspira a seguir contando historias. No tiene ‘plan B’.
-¿Cómo ha vivido la experiencia de estrenar su primera película en una sala de cine comercial?
-‘Nubes rojas’ es una producción de guerrilla, muy pequeña. La experiencia ha sido muy positiva. Al estreno vinieron 300 personas y me permitió por primera vez ver la película observando las reacciones de la gente, lo que funciona y lo que no. Hay gente que no conozco que me ha dicho que le ha gustado. La historia funciona y se hace llevadera y entretenida que es lo que se pretende.
-La película ha costado poco más de 3.000 euros, la han hecho gracias a la generosidad de particulares y por ‘amor al arte’.
-Sí, el presupuesto se ha invertido todo en alojamientos, dietas y transporte, aunque hemos reservado algo para la distribución. Me encontrado con la generosidad de todo el equipo. Los actores y técnicos no han cobrado nada y la Asociación de Western Comunidad Valenciana que nos ha prestado muchas piezas y sobre todo los caballos. Si no hubiese sido el primer western sin caballos de la historia.
-Sorprende que con tan solo 22 años y sin una formación audiovisual haya sacado adelante este proyecto a base de talento e intuición.
-Soy autodidacta, no me atrae estudiar con formato examen. Nunca he sido buen estudiante en el colegio. No me encontraba en mi sitio. Lo he sacado adelante haciendo las cosas a mi manera.
-¿Cómo surgen las ideas?
-La inspiración llega trabajando. En el rodaje fui apuntando las ideas en una libreta. Pero no tengo nada en concreto. Aún no me he centrado en otro proyecto porque estoy centrado en la distribución de esta película.
-Su corto ‘Sin sombra’, premiado en Cinema Jove, y su primer largo son western. ¿Habrá visto ‘Sin perdón’?
-No somos Clint Eastwood, pero claro mis películas de referencia del género son ‘Sin perdón’, ‘El tren de las 3.10’ y las de los hermanos Cohen.
-¿De dónde le viene la afición al cine?
-De mi padre -músico de profesión- y de mi madre y de Star Wars. Con nueve años ya sabía que quería hacer cine. Empecé con las figuritas de la película. También me interesaba la robótica, la astronomía, la paleontología, y pensaba que si hacía cine iba a poder hablar de estas cosas y explorar diferentes universos.
-Pertenece a la generación de la crisis, ¿tiene algún plan B?
-No tengo ningún plan B. Sé que es muy complicado y si falla siempre podría hacer fotografía, vídeo. Siempre estoy aprendiendo. En el rodaje, te rodeas de gente que te enseña. La vida te va poniendo maestros, que te van enseñando, aunque no te des cuenta de ello.
-¿Cómo lleva en su entorno lo de ser director de cine?
-Yo siempre digo que he hecho un par de cortos, no por falsa humildad sino porque de ser director de cine a estar metido en la industria hay mucho camino. A la gente que conoce les hace gracia. Sobre todo a mis profesores del colegio que me recuerdan dibujando storyboards. Era de aprobado justo porque el formato examen siempre lo he rechazado. Me alegro de no haber estudiado en el instituto astronomía, audiovisuales o filosofía porque tengo compañeros que lo hicieron y ahora odian. Yo lo he aprendido por mi cuenta.
-Tampoco es cinéfilo, ni mitómano.
-No, pero disfruto mucho del cine. Hay etapas que me pega por algún director y me paso meses revisando su filmografía como en Ridley Scott y así aprendo. También me gusta Javier Fesser, sobre todo los cortos, tiene un estilo peculiar.
-¿Cómo valora el fenómeno Amenábar, Bayona que empezaron muy jóvenes y se han consolidado en la industria con proyectos muy personales?
-A nivel profesional sí que me inspiran en ese sentido. Ves que van subiendo escalones en la industria con proyectos interesantes. A nivel cinematográfico son buenas, pero no es mi estilo. No son películas que volvería a ver.
-¿Cuales son las películas que ve una y otravez?
-Ahora mismo estoy centrado en los cortos de L’Eliana Cinema y es lo único que veo, pero últimamente he repasado a Spielberg, sobre todo sus primeras películas ‘Encuentros en la tercera fase’ o ‘El diablo sobre ruedas’, que rodó con 23 o 24 años.
-Forma parte de la primera edición de L’Eliana Cinema ¿cómo valora la puesta en marcha de un festival que da cabida a jóvenes realizadores de toda España?
-La idea parte de las posibilidades que tiene el pueblo y del cine de verano, aunque también se ha hecho un circuito de proyecciones. Se ha formado un buen equipo y funciona bien. Creo que tiene posibilidades de consolidarse.
-¿Se puede desde L’Eliana hacer cine, o tiene claro que tendrá que salir de la Comunidad Valenciana para continuar su carrera?
-Tengo bastante claro que tengo que salir. Sin televisión pública y sin tejido industrial no se puede hacer demasiado. Lanzar algo serio desde aquí es complicado. Como poco tendría que irme a Madrid o a Barcelona. En el festival de L’Eliana hemos visto que los mejores cortos llegan de ahí, a nivel de interpretación y de realización son los mejores.
-¿Se plantea algún viaje más largo, fuera de España?
-Un universo perfecto sería Estados Unidos, hay paisajes allí que me apetece explorar, relacionados con el western y las películas de carreteras.