Declarado desierto el concurso para acoger un tanatorio en terrenos municipales

El pleno del Ayuntamiento de la Pobla de Vallbona declaró desierto, en la noche del jueves 9 de diciembre, el concurso para adjudicar unos terrenos de titularidad municipal donde el equipo de gobierno había proyectado la construcción de un tanatorio.

José García

Los terrenos están ubicados junto al ecoparque y ocupan una extensión aproximada de más de 2.000 metros cuadrados. La idea era alquilar los terrenos a la empresa adjudicataria por un periodo de 30 años y el canon anual a ingresar por el ayuntamiento fijado inicialmente podía alcanzar los 144.000 euros, en caso de construir un crematorio.

La intención del equipo de gobierno era ingresar más de 96.000 euros anuales por el alquiler de los terrenos para albergar el citado tanatorio. Sin embargo, no se ha presentado ni una propuesta para llevar a la práctica este proyecto. Al parecer, los terrenos no reúnen las condiciones de accesibilidad que requieren las empresas para establecerse en esta zona. Sin embargo, la primera edil poblana señalaba a mediados de octubre que había “varias empresas” interesadas en este proyecto.

Esta situación ha sido aprovechada por la oposición para criticar al equipo de gobierno, al que califican como “chapucero”, al tiempo que califican a la alcaldesa (la popular Mari Carmen Contelles) como “una experta en realizar falsas promesas, que acaban convirtiéndose en castillos en el aire que no consiguen ocultar las cifras económicas de su gestión”.

El PSOE de La Pobla señala que, en la presente legislatura, se han realizado más de 85 nuevas contrataciones de personal “a través de unos criterios arbitrarios para favorecer, presuntamente, a personas afines al PP. De hecho, la partida de personal ha pasado de los 5’4 millones del año 2007 a los actuales 7’3 millones”.

El portavoz socialista insta al equipo de gobierno a adaptar la realidad económica del ayuntamiento a la situación actual “pues aquella época en la que se gastaba y contrataba con absoluta ligereza sabedores de que los ingresos por licencias urbanísticas serían suficientes ya no volverán y, por ello, tienen que administrar con sensatez en lugar de malvender el patrimonio local”.