Video de la firma del convenio en Llíria
La consellera de Agricultura, Maritina Hernández, y el presidente de la Comunidad de Regantes de Llíria, Vicente Gil, han firmado hoy un convenio para financiar y ejecutar obras de modernización de regadíos de varios municipios del Camp de Túria, lo que supondrá una inversión de casi de 2,7 millones de euros.
José García
El proyecto contempla la construcción de una balsa de riego con capacidad para 73.000 metros cúbicos y 2.731 metros de tuberías. La nueva infraestructura dará servicio a 2.000 nuevas hectáreas de una zona regable de Llíria, Benissanó Marines, beneficiando a cerca de 1.500 agricultores.
El 90% de las obras está subvencionado por la Generalitat Valenciana, fondos del gobierno de España y fondos europeos, mientras que la Comunidad de Regantes asumirá el coste del 10% restante. El acto ha contado con la presencia del presidente del Consell, Alberto Fabra, y el alcalde edetano, Manuel Izquierdo.
Tras la firma del convenio, han intervenido Manuel Izquierdo, Vicente Gil y Alberto Fabra. El primero de ellos ha agradecido al presidente de la Generalitat Valenciana y a la consellera de Agricultura el compromiso alcanzado hoy, “porque va a construir a mejorar la situación de nuestros agricultores”.
El presidente de la Comunidad de Regantes de Llíria también ha agradecido a la inversión que va a beneficiar a este colectivo, aunque no ha desaprovechado la oportunidad para recordarle al presidente del Consell que “después de que este proyecto se convierta en una realidad, aún faltará un 50% de los campos para pasar a riego por goteo”.
El presidente autonómico, por su parte, ha asegurado que su gobierno “mantiene su compromiso con los agricultores, cuya aportación producto interior bruto es de un 10% respecto al total, y supone un 23% de las exportaciones valencianas”.
Asimismo, Fabra ha retomado la importancia de ejecutar el trasvase del Ebro: “Nuestra autonomía lidera la reutilización del agua, es la que tiene una mayor implantación del riego por goteo y es solidaria con el resto de España, por lo que tiene argumentos suficientes para poder exigir que una parte del agua del Ebro que acaba en el mar pueda emplearse para satisfacer las demandas de nuestros agricultores”.