Manolo Civera (PSPV), alcalde de Llíria
Hace justo un año, en las elecciones municipales del 26-M, fueron elegidos o reelegidos como alcaldes de sus pueblos. Hoy afrontan un primer tramo de esta nueva legislatura marcado por la pandemia del coronavirus. Desde el confinamiento lanzamos las mismas preguntas a cada uno de los responsables políticos de los municipios de Camp de Túria para hacer una radiografía de la comarca en plena crisis sanitaria y económica y conocer cómo se preparan para la desescalada anunciada por el Gobiernoa partir de este arranque del mes de mayo.
¿Qué medidas se han adoptado para hacer frente a las crisis del coronavirus?
Desde el primer momento la premisa fue concienciar a la ciudadanía de la grave situación sanitaria y que pudieran sentirse cercana y apoyada por su ayuntamiento. El primer esfuerzo se centró en reforzar la atención telefónica y la administración online para que nuestros vecinos supiesen que estábamos a su lado para ayudarles en sus necesidades. Otro de los grandes ejes se ha centrado en la cohesión social porque sabíamos que los colectivos más vulnerables iban a ser muy perjudicados por los efectos de esta crisis. Por eso reforzamos con medios humanos y económicos el área social para atender las necesidades básicas de estas personas a través de programas de ayudas, asistir a las personas mayores y/o dependientes o prestar atención psicológica, por ejemplo.
También se ha incidido en medidas que evitasen la posible propagación del virus como la desinfección en el casco urbano y urbanizaciones, o el reparto de equipos de protección individuales a aquellos centros que eran más urgentes y a toda la población a través de los comercios.
Hemos ampliado del periodo de pago del IBI o la exención de las tasas para aquellas actividades que no se pueden realizar e impulsado acciones de carácter cultural para vertebrar a la sociedad edetana y ayudar a pasar mejor el confinamiento. En definitiva, se ha trabajado intensamente para garantizar el bienestar de nuestros vecinos.
¿Qué impacto ha tenido en el municipio?
El impacto es y será muy duro. Esta crisis está suponiendo grandes esfuerzos personales, sociales y económicos. En el plano social, se han producido situaciones muy difíciles como las personas que no han podido despedir a sus seres queridos y a las que quiero transmitir mis condolencias, respeto y solidaridad.
En el aspecto económico, hay muchos comercios que han tenido que bajar la persiana y van a tener muchas dificultades para reflotar. Pero desde el Ayuntamiento vamos a hacer todos los esfuerzos necesarios para devolver la vida a la ciudad. El compañero Joanma Miguel, responsable del área de Fomento Económico, está en contacto con la Federación de Comercio para impulsar todas las medidas necesarias que adoptaremos forma consensuada con el sector, además de la puesta en marcha de otras iniciativas como la activación de programas de subvenciones al comercio o de planes de empleo para paliar los efectos de la crisis económica.
¿Qué fortalezas y debilidades como pueblo ha hecho aflorar esta crisis?
La principal debilidad es que ha demostrado que no estábamos preparados para esto y que tendremos que cambiar de mentalidad en muchos aspectos para saber afrontar otra emergencia similar. Pero está la parte positiva de las fortalezas que se han destapado. Como la solidaridad de un pueblo que se ha volcado de muchas maneras para ayudar a sus vecinos o a los profesionales sanitarios y de servicios esenciales que hacen una extraordinaria labor. Igualmente, ha representado un momento para empezar a ver con buenos ojos la eficacia del teletrabajo y sus posibilidades para favorecer la conciliación de la vida familiar, o reivindicar una vez más el papel esencial que tiene el sector agrícola en la cadena de suministro alimentario.
¿Cómo va a ser la desescalada?
Para la desescalada seguiremos las pautas que nos marquen las autoridades sanitarias para evitar cualquier rebrote del virus. Se adoptarán en todos los ámbitos las medidas de seguridad pertinentes porque es fundamental para prevenir y habrá que apelar a la responsabilidad de las personas para evitar un excesivo relajamiento. En lo que se refiere a los eventos culturales, sociales o festivos, tendremos que esperar a ver la evolución y las instrucciones de las autoridades. De momento, sólo se ha decidido la suspensión de la feria ‘A mos redó’ en julio. En las fiestas que hemos pospuesto como San Vicente o las Fallas o las que celebramos entre agosto y septiembre lo determinaremos cuando sea el momento adecuado. Lo que está claro es que en muchos actos culturales y de ocio, tendremos que reinventarnos y buscar otras fórmulas para ayudar también a un sector que estará muy castigado.