Hay 31 detenidos e investigados localizados en Llíria, Alfafar, Sueca, Almussafes entre otros
Agentes de la Guardia Civil han culminado en Alicante y Murcia una operación iniciada en 2018 con la que han detenido a 15 personas e investigado a 16 -hombres de entre los 28 y 52 años y naturales de España, Bélgica, Francia, Nigeria, Rumanía, Sudáfrica y Guinea Bissau– como presuntas autoras de los delitos de usurpación de estado civil, falsedad documental, estafa, daños informáticos, blanqueo de capitales y de pertenencia a organización criminal, esclareciendo estafas de ciberdelincuencia, informa este cuerpo.
Hasta el momento, la Benemérita cifra el número de empresas afectadas en 40, con pérdidas que rondarían los dos millones de euros, de los cuales, 352.000 euros han sido recuperados.
La operación ‘Barramais’ ha concluido con la puesta a disposición de los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción de San Javier, Cartagena y Elche de 31 personas, presuntos miembros de una organización criminal de ámbito internacional dedicada a estafas y fraudes, que han sido localizadas y detenidas/investigadas en los municipios de San Javier, Llíria, Alfafar, Sueca, Almussafes, Sevilla, Las Palmas, Burgos, Algeciras y Chiclana de la Frontera.
La operación “Barramais” se dirigió a esclarecer estafas mediante el ‘fraude del CEO’, que ha culminado con la desarticulación de esta organización internacional criminal presuntamente dedicada a la ciberdelincuencia , en una investigación que se inició en 2018, cuando la Guardia Civil detectó cierto incremento en el número de denuncias presentadas por empresas de la comarca del campo de Cartagena por supuestas estafas cometidas con métodos de ciberdelincuencia.
Especialistas en Policía Judicial de la Benemérita determinaron que existían ciertos nexos en el modus operandi empleado para llevar a cabo los ilícitos denunciados, ya que las estafas se cometían a través de las nuevas tecnologías con el método conocido como ‘fraude del CEO’, también llamado ‘Men in the Middle’, que consiste en el envío de correos electrónicos a miembros del equipo financiero o contable de una empresa, suplantando la identidad de altos cargos ejecutivos.
De esta forma, convencen a los destinatarios de que transfieran dinero de forma urgente para cerrar una operación financiera o pagar una factura. El dinero es ingresado en una cuenta bancaria en manos de la organización criminal.
Este hilo conductor fue destapando una consecución de ilícitos no solamente cometidos contra empresas murcianas, sino también, contra otras mercantiles con sede en Valencia y Madrid, e incluso en Palestina, Italia, Serbia, Macedonia, Indonesia y Hong Kong.
Los agentes averiguaron que el principal líder de la organización criminal era un ciudadano nigeriano con un abultado historial delictivo similar, asentado en Valencia, quien, al parecer orquestaba la trama localizando a personas sin recursos en barrios marginales de Valencia y de Madrid. A cambio de que facilitasen su identidad para abrir cuentas bancarias, les ofrecía un porcentaje del dinero que se ingresara en éstas.
La estafa se iniciaba mediante una aplicación informática que daba acceso al contenido del correo electrónico corporativo de altos cargos de varias empresas.
Después de intervenir estas cuentas de correo, extraían toda la información posible acerca de clientes, proveedores y facturas pendientes para conocer con qué mercantiles o personas mantenían relaciones comerciales y cuales de ellas tenían facturas pendientes para, más tarde, crear cuentas de correo electrónico similares a las corporativas a fin de infundir error en los destinatarios.
Para dar credibilidad a la estafa y, después de contactar con las empresas con las que existían deudas, falsificaban las facturas pendientes y les indicaban las cuentas bancarias donde tenían que ingresar el dinero.
A las cuentas bancarias abiertas expresamente para este cometido, llegaban los ingresos o transferencias, de donde el cabecilla obtenía los fondos defraudados y los desviaba a terceras cuentas en el extranjero, principalmente en Portugal y Reino Unido.
Para dificultar su rastreo y evitar que el movimiento pudiera ser interceptado antes de que llegara a su destino final, durante las primeras 24 horas el dinero pasaba por hasta cuatro cuentas bancarias distintas, lo que dificultó enormemente la labor de los investigadores.
La Guardia Civil analizó las imágenes de numerosas cámaras de seguridad de distintas entidades bancarias que sirvieron para identificar a gran parte de los miembros de esta organización criminal mientras realizaban operaciones financieras en las cuentas previamente establecidas para llevar a cabo las estafas.
Una vez obtenidos los indicios necesarios, la Guardia Civil puso en conocimiento de la autoridad judicial el resultado de la investigación, así como la búsqueda del principal sospechoso, que se hallaba en paradero desconocido.
En julio de 2020, cuando intentaba huir a Nigeria a través del aeropuerto de Porto Novo (Benin), el líder de la organización criminal ahora desmantelada, de 47 años y natural de Nigeria, fue detenido para la ejecución de una orden de extradición dictada por autoridades judiciales españolas.