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Cuando Elvi ayudó a nacer a Irati

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La joven pareja con su hija Irati.

Su vecina se puso de parto antes de que llegara la ambulancia

“Ha sido increíble”, explica emocionada Elvira Laborda, la vecina de Llíria que ha ayudado a Gracia, de 26 años, a dar a luz a la pequeña Irati, un bebé de 2 kilos 9000 gramos, en su casa, un chalé situado en la calle Alegría de la urbanización San Vicente la madrugada del viernes.

Cuando recibió la llamada sobre las tres y media de la noche de Víctor, el ahora feliz papá, para que acudiera a su vivienda pensó que era para quedarse con Lucas, el primer hijo de la pareja de año y medio, porque se iban al hospital. No imaginaba que al llegar a la se encontraría a la madre, embarazada de 38 semanas, en el suelo de la habitación arrodillada con una manta con contracciones cada dos minutos y al bebé de camino.

No tuvo tiempo de avisar ni a su marido ni a sus hijas, que dormían ajenos a lo que estaba ocurriendo la urbanización. “Elvi que me noto que está la cabeza casi fuera -me dijo-, le toqué y le ví que ya estaba y con la contracción al hacer fuerza entre las dos sacamos a la niña”, relata aún con los nervios a flor de piel por las emociones vividas.

Antes de que pudiera llegar la ambulancia, que se encontró con alguna dificultad, ya había nacido la niña a las 3.42 con la ayuda de Elvira. “A los 15 minutos de sacar al bebé vino el SAMU y ellos cortaron el cordón y se las llevaron a las dos hospital”, cuenta. Una vez allí expulsó la placenta, añade Víctor desde la habitación de La Fe en la que están su mujer y su hija.

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Elvira con la bebé tras asistir en el parto en casa de sus vecinos.

“Yo no era consciente de lo que estaba haciendo, fue todo muy rápido. Cuando salió se la coloqué a su madre en el pecho y a los dos segundos empezó a llorar. Yo solo quería que llorara y que no parara de llorar para asegurarnos de que estaba bien”, recuerda.

La improvisada matrona reconoce que está feliz porque todo ha salido bien, pero que con el paso de las horas tiene cierta ansiedad al ser consciente de lo que ha hecho. “En ese momento no era consciente. Podía haberse presentado algún problema como que llevara una vuelta de cordón y no hubiéramos sabido como actuar” insiste Elvira que no contaba con ninguna experiencia sanitaria, más allá de sus propios partos y el de una prima al que asistió como acompañante en el hospital.

Víctor destaca la valentía de su mujer -“es supervaliente”, ya que que mantuvo el control de la situación en todo momento y la ayuda de Elvira, que fue “esencial”, añade. “Fue todo muy rápido. Estaba en shock, no sabía que hacer, preparaba las cosas que tenía en la lista para ir al hospital, salía a buscar a la ambulancia. Mi sensación era como de incredulidad, no pensaba que fuera a pasar en ese momento. Mi mujer notó la cabeza del bebé y entre las dos lo sacaron y cuando lloró ya nos tranquilizamos”, recuerda el padre, que espera volver a casa mañana mismo.

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