Cada vez son más las personas que se han dejado seducir por los beneficios de los cigarros electrónicos. Son más baratos y bastante más saludables, pero ¿cómo funcionan?
Partes de un cigarro electrónico
Desde que entró en vigor la Ley Antitabaco el uso de estos dispositivos se ha disparado considerablemente. Esta nueva alternativa dio la clave para realizar un paso intermedio a aquellos que deseaban abandonar el hábito de fumar.
Un cigarro electrónico se compone de:
- El botón de encendido: con él encendemos o apagamos el cigarro. Una vez encendido se dan varias caladas al tiempo que se va pulsando este botón varias veces.
- La boquilla: es la parte por donde el vapeador inhala el vapor del cigarro.
- El atomizador: aquí es donde se ha de introducir el líquido que con el calor se convierte en vapor. Por ejemplo, los e-líquidos hangsen.
- La batería: es el elemento que una vez cargado le otorga autonomía al cigarro electrónico.
- El cargador: es la pieza que enchufada a la red es capaz de cargar la batería del cigarro para que pueda funcionar sin estar conectado a la electricidad.
- El indicador LED: esta es una luz que nos señala si el cigarro se ha cargado correctamente o no.
Aunque parezca mentira este no es invento del siglo XXI. Los cigarros electrónicos tienen su origen allá por los años 60. Fue, Herbert A. Gilbert, quien presentó una solicitud de patente de un dispositivo que describió como: “sustitución de tabaco en combustión y papel con aire aromatizado caliente y húmedo”. Sin embargo, su invento no contemplaba el uso de nicotina. Solamente, la aspiración de vapores aromatizados con aditivos.
Tristemente, en esa época fumar estaba muy bien visto socialmente y no existía ningún tipo de prohibición al respecto, lo que hizo que el primer cigarro electrónico no tuviera éxito.