El restaurante de Vanacloig (Chulilla) celebra su décimo aniversario con un sorteo entre sus clientes de un viaje al Caribe
La aventura de Antonio Sola (63 años) comenzó de cero desde una antigua bodega que restauró hace diez años y que se ha convertido en su restaurante y en su propia casa. Tras una larga etapa profesional al frente de las cocinas del cercano balneario de Chulilla, hoy cerrado al público, este granadino decidió quedarse en la Serranía para poner en marcha lo que es hoy uno de los referentes gastronómicos de la comarca: Las Bodegas de Vanacloig. “Empezamos en plena crisis económica -en el año 2007- y nadie apostaba nada por nosotros. Hemos hecho la travesía del desierto, en medio de la nada, pero con mucho trabajo en equipo hemos ido creciendo cada año hasta hoy que somos el establecimiento de la Serranía de referencia por nuestra calidad-precio”, relata.
La clave del éxito es el trabajo en equipo. Un equipo formado por seis personas: “el equipo humano es lo más importante de un establecimiento”. La cabeza visible y la imagen en el comedor es Daniela Neculae ‘Dany’ que lleva siete años en el restaurante donde se formó. “Por aptitud, dedicación y compromiso se ha convertido en uno de los pilares fundamentales e insustituibles”. En cocina está el joven y dinámico Miguel Domingo, que ha cumplido un año entre los fogones de Las Bodegas y que “está llamado a ser por implicación e integración en el equipo el chef de nuestra cocina”. “Los dos son los pilares fundamentales para nuestra empresa”, asegura Sola.
Otra de las claves del crecimiento del establecimiento es el trabajo del producto de calidad, ofrecer algo diferente a todo lo que había y el ‘boca boca’. “Nuestros mejores comerciales son nuestros clientes”.
Para el propietario de Las Bodegas, que reconoce que no ha dejado de reciclarse dentro y fuera de nuestro país desde que completó su formación en Granada, la cocina “es un estado de ánimo” y precisa de mucha concentración. “Yo le pido a mi equipo compromiso, constancia y dedicación”, algo de lo que él mismo da ejemplo.
En los tres comedores del restaurante se puede disfrutar de un menú degustación que se va renovando y de uno tradicional abiertos a elegir entre los platos de la carta en la que destacan los arroces como el meloso de jabalí y el cremoso de gallo de corral con su cresta.