La biomasa teje su imperio en Serra

La marca municipal ‘Pellet de Serra’ empezará a vender su excedente de producción en septiembre

“Con la biomasa gastamos menos en la gestión de residuo verde y en electricidad, generamos empleo, contaminamos menos y mantenemos el monte limpio”. Juanjo Mayans, ingeniero agrónomo del Ayuntamiento de Serra, llevó en 2010 al consistorio el proyecto para empezar a crear y consumir energía procedente de los residuos forestales, agrícolas y de jardinería. Ahora, en 2017, el Ayuntamiento cuenta con su propia planta industrial de creación de pellet, un producto natural formado por serrín seco comprimido que se utiliza en calderas por su fuerte poder calorífico.

Desde que Serra confiara en este sistema, edificios como el Ayuntamiento, l’escoleta infantil y el colegio Sant Josep se han valido de los pellets como fuente de energía, lo que ha supuesto un ahorro medio anual en gestión de residuo verde de 24.000 euros y de 16.000 euros en el consumo de energía eléctrica.
La profesionalización de la planta industrial de creación del pellet, en la que trabajan cinco operarios -dos en las instalaciones y tres recogiendo biomasa en montes, jardines y campos-, ha permitido un aumento en la producción, por lo que el Ayuntamiento ha creado la marca ‘Pellet de Serra’, que empezará a comercializar este producto en el mes de septiembre.

La elaboración del pellet
Antes de empezar con el proceso de creación de este conglomerado, operarios de recogida de residuos verdes extraen la biomasa del monte (restos de poda, agrícolas o forestales) y la trasladan a la planta. También se utilizan pinos secos o que no están en buenas condiciones, por lo que se garantiza la limpieza continuada del monte y la consecuente disminución del riesgo de incendios forestales.

Posteriormente, los residuos son triturados para transformarlos en serrín, que se somete a un proceso de extrusión a altas temperaturas para que libere la lignina, un aglomerante natural que contiene el mismo serrín, y se pueda prensar y comprimir para conseguir el pellet.

Una vez obtenido, este pasa por un vibrador que elimina las impurezas para conseguir un buen acabado. Estos residuos vuelven a utilizarse en la creación de nuevos pellets. Para finalizar, los operarios embalan manualmente estos conglomerados, que quedan listos para su distribución.

“Aunque hemos mejorado la planta no hay que olvidar que no somos una empresa”, explica el ingeniero agrónomo. “El Ayuntamiento busca mejorar la vida de sus vecinos con la creación de empleos y la protección del medio ambiente, pero la implantación de este sistema se tiene que hacer poco a poco y sobre seguro, nunca damos un paso si sabemos que habrá pérdidas, porque al fin y al cabo es dinero público”, añade.

Primero, Serra
Desde sus inicios, la capacidad de producción de pellet en la planta ha pasado de 50 toneladas anuales a entre 800 y 1.000. Aunque este primer año de comercialización no alcanzará su máximo rendimiento, la marca ‘Pellet de Serra’ tiene por objetivo  “reservar una cantidad asegurada tanto al Ayuntamiento como a los vecinos de Serra, que podrán comprar el producto a precio de coste, y el restante lanzarlo al mercado”, matiza Mayans.

Para fomentar la implantación de este sistema de energía limpia, el Ayuntamiento de Serra ha firmado un convenio con Cajamar, que garantizará un servicio de financiación a los vecinos, y con la empresa Comercial Hidraúlica Levantina 98 S.L. (Nàquera) con el fin de facilitar descuentos en la instalación de las calderas que funcionan con pellets.

Un modelo único
“El compromiso político para este cambio de sistema es crucial, porque requiere de mucho trabajo e inversión, y aquí en Serra sin el apoyo del concejal de Medio Ambiente, Ximo Arnal, y del alcalde, Javier Arnal, el proyecto no hubiera salido adelante”, confiesa Mayans, que reconoce el respaldo institucional del nuevo gobierno de la Generalitat pero lamenta la falta de apoyo económico.

Y es que la inversión inicial para implantar el ya conocido como ‘modelo de Serra’, un modelo difícil de replicar en otros municipios, es elevada, pues requiere de la sustitución de los sistemas tradiciones de calefacción por otros que puedan utilizar la biomasa como combustible. Además, “se necesita personal técnico adecuado y también hay que cambiar la gestión de residuo verde para producir el pellet, porque todo esto no es gratis”, argumenta el ingeniero agrónomo.

El Ayuntamiento de Serra puso en marcha este proyecto con subvenciones concedidas por la Diputación de Valencia y con fondos propios. “Aunque recibimos algunas ayudas desde la Diputación, el gran esfuerzo ha sido del Ayuntamiento de Serra, que ha creído en el proyecto y ha trabajado por él desde el primer momento”.

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